martes, 28 de febrero de 2023

Aunque la esencia no exista


 






La palabra escrita mató esa esencia,

que al final vino a ser que sí: existía.


sábado, 18 de febrero de 2023

Semillas de corazón


 Extrañar un lugar donde se ha vivido es como extrañar a una persona que ya no existe. Una mezcla de placer por el recuerdo en sí, y de dolor por la pérdida. 

Un dolor lacerante, y al que jamás nos acostumbramos las personas nómadas, o como mínimo, no sedentarias, como lo son por ejemplo, los árboles. En ocasiones, se extrañan cosas grandes, que jamás volverán a disfrutarse. Como los napi menü de Hungría con sus bandejas de colores gastados y el agua compartida a una jarra o dos por mesa larga, que los encontrarás si vas, pero me arriesgo a decir que tienen los días contados, como todo saldo del comunismo. A veces, lo que se extraña es algo pequeño, chistes internos a propósito de objetos particulares, que no has visto en ninguna otra parte.  Pero quiero detenerme ahora en la persona que se extraña con la locura que provoca la química de la distancia de un país en el que con toda seguridad, no vas a volver a vivir, ni tan siquiera a ir otra vez.

¡El mundo es tan grande! Dicen.

Esa persona existe, te consta. Pero ya no te

recuerda. Y si lo hace, pasaste a ser la 

que se ha ido, por lo tanto, la fantasma.

No obstante, qué maravilla maravillosa

cuando de repente aparece de cualquier

forma (y no me refiero solo a la virtual).

Pasa a ser la confirmación de un sentimiento incalculable y correspondido.


lunes, 6 de febrero de 2023

Sanidade pública forever


 

Eu estarei en Braga, pero ide vós!!!