miércoles, 16 de mayo de 2012

Desde la antesala del infierno

Desde la antesala del infierno:
Cárcel COMCAR en Santiago Vázquez, Uruguay

      

                                           
                                                       También esto sé - y qué bueno sería
                                                               que todo el mundo lo supiera-:
                                                        que cada cárcel que el hombre construye
                                                         está construida con ladrillos de infamia
                                                       y cercada con rejas para que Cristo no vea
                                              cómo mutilan los hombres a sus hermanos.

                                 Oscar Wilde   La balada de la cárcel de Reading
                                                                   


Y de pronto me encuentro parada allí, en el medio de una llanura, en un pueblo a las afueras de Montevideo conocido como Santiago Vázquez donde la vegetación brilla por su ausencia y los puestos que subsisten gracias a las y los visitantes de este anacrónico y siniestro establecimiento te invitan a dejar tus pertenencias antes de adentrarte en una aventura traumática, una aventura que no olvidarás por el resto de tu vida.

Comcar es una cárcel denunciada por inspección de la ONU desde hace ya algunos años.  Diversos módulos de esta cárcel están concretamente en alerta roja, esto implica que habría que tirarlos abajo sin más, dado el deplorable estado en que se encuentran.  Pero siguen funcionando, como si no pasara absolutamente nada.  Tenía intención de realizar un pequeño fotoreportaje, pero no me fue posible.  En el momento de bajar del ómnibus, tuve que depositar todas mis pertenencias en una de las casillas, incluida la cámara, y alquilar a 10 pesos una enorme camiseta que me cubriera mis femeninas partes.  En estos puestos también se puede adquirir comida para llevar a los presos, sobre todo verdura y fruta fresca, pues la comida que ellos ingieren dentro del establecimiento y que es conocida como "rancho" no debería ser denominada de tal modo.

Luego de adquirir la camiseta que puede ser de colores variados menos gris, marrón, azul, negro, verde...entre otros, (es decir, no tan variados),  para evitar el riesgo de fuga ya que de estos colores van ataviados los milicos; me dirigí a lo que ingenuamente pensé que sería un water, pero era una verdadera obra de postart coprofílico.  La taza en cuestión estaba cubierta de excrementos, rebosante, como nunca habían visto mis ojos.  Entonces recordé las maldiciones que lancé en determinados lavabos de fiestas Okupas, pero que en realidad destacaban en pulcritud comparado con esto.  Obviamente, cumplí mi objetivo fuera de esa cosa en cuestión.  Fuera del espacio donde estaba esa cosa, que dicho sea de paso, carecía de puerta.  Es decir, me liberé del líquido amarillo en un pedazo de hierba seca y estropeada, en pleno campo.  Una vez hube acabado, me acerqué a un puesto que es guardabultos, colmado y mini parrilla al mismo tiempo y no pude evitar preguntarle al buen hombre que atendía que cómo era posible tener aquello en tales condiciones.

Entonces el señor me responde, mientras apaña tranquilamente un choripan:

Imagínese entonces cómo estarán allá adentro... 

Y tenía razón.  Allí estuve entonces, con las hijas, madres, y parejas de presos en su mayoría, esperando en la cola más absurda de mi vida, con la cabeza expuesta al sol matador de un febrero uruguayo, escuchando tenebrosas historias contadas por mujeres heroínas mantenedoras de dos hogares, el de ellas mismas y su descendencia de tenerla, y el de sus maridos o padres, o hijos...  Fue una cola de cuatro largas horas, donde finalmente algunas, las más osadas, decidieron aplaudir.  Y así empezó una, y luego otra y otra, y luego yo misma, y al final los aplausos, gritos y silbidos hicieron que todavía, muy lentamente, los milicos de la entrada fueran despertándose como de un letargo eterno, y es así que uno se acerca y grita:

- Señoras, van a tener que esperar porque hoy estamos faltos de personal...

¿Esperar? ¿Y qué era entonces aquello que llevábamos haciendo durante cuatro horas? ¿Punto de cruz?  Entonces vinieron a mi mente las potentes palabras de la Rosa Roja y de la urgencia de la lucha por amor y para lograr la dignidad común.  Y si vinieron a mi mente estas palabras es porque no atisbé necesidad de lucha en estas mujeres más allá de estos imperiosos y doloridos aplausos, porque para ello hay que tener energía, y estas mujeres tienen miedo, sólo quieren ver a los suyos, sin problemas, apenas tienen la energía necesaria para llevar bolsas enormes y transparentes de alimento casi cada día, no se les puede pedir nada más.  Quizás, en un sistema menos represor para quien no acate con las normas, si no se las incordiara con preguntas y castigos al ser descubiertas en plena revuelta, esto es, con la simple revuelta de unos aplausos para lograr entrar a visitar a sus seres queridos, esto sería muy diferente.

De repente veo una muchacha con una bebé en los brazos y dos gateando que cual en la empleada pública de Gasalla fue echada para atrás desde primera línea.  Y dice: 

-Es que el bebé está dormido.  ¡Despertate!  ¡Despertate!, ¿No entendés que no podemos entrar a ver a papá si estás dormido?

Días después, me entero, por un trabajador de cárceles en Uruguay, que el ano/vagina de bebés que son previamente dormidos para que pasen desapercibidos es un receptáculo de droga perfecto.  Entonces miro a mi izquierda, más adelante: la fila de visitantes masculinos casi vacía, mientras que la de mujeres, que son varias dependiendo el módulo, llega hasta la calle.  Me pregunto si en una cárcel femenina la cola de hombres sería tan extensa como aquí la de mujeres, cuestión que sigue siendo un gran interrogante.
Horas después, cuando me toca el turno de dejar mi DNI español y de ser ampliamente revisada por una milica, al final, no lo podía creer, ¡había conseguido entrar!
Claro que el trato hacia mi persona una vez adentro fue bueno, ¿acaso por ser blanquita y conservar todos los dientes? Probablemente.

La cuestión es que si hay una cárcel que confirme que el sistema carcelario es un fracaso tal y como se está llevando ahora en este país y en muchos otros, esta cárcel es COMCAR, donde celdas que son destinadas a máximo, cuatro internos, terminan sirviendo para once.  Donde ratas y cucarachas están también internas, donde cocinan para evitar el odiado rancho, en cocinas que se apañan con cuatro alambres mal puestos y que son un peligro constante de incendios.  Mientras tanto, la sociedad uruguaya a grandes rasgos, o bien sostiene que el tema de las cárceles es un prioridad para el país, o bien dicen que de a poquito, que todo lleva tiempo, o un número bastante significativo que "se lo merecen".

Mientras que no se considere prioridad el estado de las cárceles de un país, mal andamos, pues como sabiamente he escuchado en otras ocasiones, el estado de un país se mide por el estado de sus cárceles. Si a esto añadimos que Uruguay es un país donde los delitos y crímenes son altísimos, siendo esta tasa de delitos una de las más altas de su historia,  y que no van asociados estrictamente a lo económico sino a factores que tienen que ver con un muy elevado consumo de pasta base, entre otros factores, todavía con más razón.
 Porque los presos, una vez salen de este tipo de antros, reinciden, una y otra vez, y no es de extrañar después de haber perdido la dignidad allí dentro. Ayer mismo  me llega la noticia de un amigo que me cuenta el caso de unos menores que dispararon a un pizzero para "comprarse ropa" los cuales afirmaron cuando los apresaron: Hay que disparar primero para hacerse respetar.  Aquí entramos en otro gran indicio de hasta qué punto la incitación al consumo exacerbado puede llevar a aquellos que no disponen de los medios, a matar si es necesario.  Tu vida por unos Nike.

 Lo que faltan son más centros de rehabilitación que funcionen como tal, no monstruosidades incitadoras de odio como son las cárceles para evitar hacinamientos, motines, fugas y consecuentemente más violencia, y dejar de mirar para otro lado como si lo peor pasara en los vecinos de al lado, es decir, Argentina y Brasil.  Está claro que para un gobierno de izquierdas crear más cárceles va contra su filosofía, ¿pero cuál es la alternativa entonces? Es por ello que urgen estos centros de rehabilitación donde prime el trabajo educativo y no meramente punitivo, pues la brecha educacional en un sector muy amplio de la sociedad uruguaya es generacional ya que nunca se ha trabajado al respecto.  Por otro lado, crear nuevas leyes, pues las que hay en la actualidad están completamente descontextualizadas, ¡son de la época de la Dictadura de Gabriel Terra, es decir, ¡de los años 30! Piensan que con bajar la edad de imputabilidad a 16 años solucionarán gran cosa, cuando sólo lograrán más hacinamientos, más crímenes y que niños/as tengan que convivir con mayores en un hervidero verdaderamente infernal.

Tendríamos que dedicar un capítulo aparte para comentar el daño psíquico y físico al que se ven sometidos los internos, sobre todo los leves, que son los que tienen condena por menos tiempo, que suelen ser presionados por los pesados, los de más tiempo, para llevar paquete, es decir, comida y otros productos, al chabolo.  Nos hallamos ante un submundo donde la violencia se cura con una violencia aún mayor a múltiples bandas, donde la droga está a la orden del día y la tortura también, donde estos hombres viven sumidos en profundos mundos imaginarios que no son los suyos propios, y que en parte son incentivados por televisores perpetuos, donde hacer daño al que duerme al lado, no es significado como un daño, es un medio de subsistencia, pues cada hora que pasa es un gran logro en un sitio donde los suicidios y muertes no son para nada raros.  ¿Cómo se concibe que menores criminales sean alojados en el INAU* junto con otrxs menores que no lo son? El mismo error se traslada a las cárceles.

¿Cómo es posible también que desde la misma izquierda se sostenga que hay otras prioridades para arreglar el país por ejemplo la infancia cuando justamente esta infancia debería crecer en un mundo donde se aplique la educación al que delinque y no la misma violencia que se pretende evitar? ¿Cuando además, su mismo presidente José Mujica estuvo tantos años preso por creer justamente en que otro mundo es posible? El problema de fondo es que permanece el lema en este país de que un delincuente es un mal que eliminar, no una persona a la que se debe educar y valorar.  Una cárcel es considerada un vertedero de seres que no son miradas como personas, donde no se debe invertir ni en dinero ni en educación.  La situación es verdaderamente alarmante.  Y mientras tanto los crímenes aumentan y aumentan, y el rencor y la frustración entendible de estos hombres crece, aunque durante el eterno tiempo que están dentro se imaginen que quizás

   haya una salida,
     una escalera
donde, algún día
 probablemente suban
a otra tierra posible,
      otro mar
otro cielo.


Agradezco enormemente a mi hermano Flavio y a mi amigo Carlos Defazio por la información brindada.  Sin la ayuda de ambos este artículo no hubiera sido posible.

*INAU: Instituto Nacional de infancia/adolescencia del Uruguay

Artículo/relato publicado en una Antología colectiva de relatos editada por Editorial Literadura: A botepronto. relatos para delincuentes y amas de casa, Barcelona, enero de 2015.  Descargable de forma gratuita en el enlace.



Montevideo
Marzo/ 2012
Foto: playa de Solís, Maldonado, Uruguay

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