En el espacio que hay entre los tiempos
Construido en resistencia, amado en la batalla
Madera, madera y basura
En la perdición de no tener un lugar
encontré uno cuando pensé que no había
ya nada por encontrar. Aquellas cosas, tan unidas
fueron los ajos de la destrucción. Aquí entramos,
en el desorden de una vidriera dada vuelta,
en geometrías rebuscadas que incitaban a la inmersión.
Soy hombre de conocer temiendo, pero aquí sentí el calor
Otra vez.
Entre humedades y espíritu animal, fuimos haciendo,
(yendo para atrás) Bastión de objetos-que-no-se-deberían- desechar
aquí aprendimos un poco de esa materia…
que trata del sentido de la creación.
Cosas creadas por manos y máquinas- luego tiradas-más tarde, recuperadas.
Así se recicla la tranquilidad.
En una esquina, persiana estirada, contenedor de tantas manos que hacían,
Hasta llegar a esas formas firmes que vinieron a dar en cueva,
allí dormía yo.
Y todos los durmientes enanos me regaban de blanco
aún en la oscuridad (despiertos):
el pequeño;
tijera en mano, cazador impulsivo de zapatos,
invasión de zapatos atrapados en el somier.
Las ropas, colgadas en tantas perchas,
no eran más que cuerpos listos para las fiestas,
Y los cuadros no eran cuadros, eran nuestras mismas caras prestadas
a esta madera reinante,
Esta madera repintada, agujereada, que olía y veía, tocaba y hablaba,
que respiraba
Esto no es sueño, es descripción.
Pero soy testigo de otras y otros soñando en su Taller.
Los ojos de la lógica también se prendaron del lugar.
Como el bicho más mimoso que imagines
Piensa: no lo has de ( ). Desván de un mundo, desafío de lujos anodinos,
Con el plus de la diversión.
Porque aquí no había edad, porque Fu tampoco tiene edad,
y esta misma idea fue regando
Así, así nos fue drogando.
Y en los haceres íntimos, ojos buscando a través del vidrio,
buscando el salto, ahora….
Estrellándose en el asfalto.
Es ese olor a Ayuntamiento, la grúa cuando es edificio
y actitud.
Y quisimos luchar y lo hicimos, estrellándonos nuevamente
en este asfalto.
Así nos saquearon
esta casa-árbol, esta Pagoda,
este confín que ya nunca podrás conocer.
Así aplastaron
una forma de ser, así Barcelona dice crecer.
Borrando rastros, aniquilando momentos, viejas torres
disparando hacia lugares que huyen
hacia contornos distantes.
Mientras que nos van empujando hasta que quepamos a prepo en esa caja
oscura donde se confunden los alientos, donde mi nariz se pega a tu nariz,
Donde el cemento nos envuelve con firmeza….en santuarios de confort.
Pero no son santuarios; porque en ellos las velas se apagan, y las niñas
no relampaguean. No los llames barcos. Son las camas que colocan para
los muertos, cuando lo que más quieren estos es ser otra vez, sin amarres…
en polvo de ceniza o mar.
Así nos (los) lleva el viento, entonces, cuando llegue ese momento
No habrá lucha ni angustia, ni modernidad. Volaremos todxs
Entre el agua y el cielo, dejando atrás a la Tierra donde nos quitamos
los cuerpos; donde parimos las hijas que vivirán lo mismo, pero serán
otras mentes, más amplitud
renovadas las fuerzas
en elementos nuevos
Trabajarán entonces las fórmulas
para vencer al fin… sin guerra al derrumbe.
Publicado también en Poeginia
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