Luego de un largo paréntesis veraniego, proseguimos esta serie de conversas con artistas, creadoras y creadores de letras, pinturas, manifiestos, canciones...que trabajan en la invisibilidad. El arte de Xesús Basanta Martínez (Xesús do Breogán), consiste en su fijación por el pasado. Porque en nuestro adictivo globo veloz, lo viejo cuando se utiliza es para convertirlo en nuevo, en un nuevo y distinto elemento, olvidándonos en este proceso, de que ya existía, perdiendo así, cuando la mutación es fallida, su filosofía original. Por ello la elección de este oriundo de Foz como minero, pues él, como cada vez menos osados, se sumerge en oscuridades profundas para encontrar los datos primarios borrados, escondidos, despreciados. Con todos los desprendimientos que eso conlleva. Mucha palabra es por otra parte, en estos frágiles momentos vividos en Asturias, la de minero.
R- Desde que tengo memoria, de los trece largos años que pasé en Foz, (Lugo) apareces en mis recuerdos como una persona dedicada más que al pueblo, que también lo estás; a algo muy valioso y que paulatinamente está desapareciendo, y me refiero a la historia, cultura, antropología-mitología, de Foz. No conozco a nadie más que lo haga con el esfuerzo y pasión que lo haces tú. Si hay una historia o leyenda que recuerdan algunas personas ancianas, seguro que tú también te afanarás en cavar hasta encontrar toda la información posible. ¿Cómo te gustaría definirte en este trabajo arqueológico de saberes perdidos?
X- Mi querida Rosanna, te voy a escribir en castellano o eso intentaré, aunque sabes perfectamente que ese idioma no lo mamé y fui obligado y forzado a aprenderlo bajo severos castigos, en aquella mi infancia, escolarizado en un colegio de religiosos los cuales nos castigaban por cada frase que se nos escapaba en idioma gallego y el castigo era doble, pues te obligaban a escribir toda la libreta con la frase “no debo hablar en gallego porque es idioma de pobres”. Luego en casa tus padres te pegaban unos azotes porque en aquella época los profesores siempre tenían toda la razón y al mismo tiempo tus padres no tenían dinero para comprarte otra libreta. Aquellos profesores religiosos te decían que no debías hablar en gallego porque era idioma de pobres y de su cuello colgaba un crucifijo y ellos mismos te decían que Cristo nació en un pesebre para demostrarnos su humildad y pobreza.
Me preguntas cómo me definiría ¿qué quieres que te diga de mí mismo?, si hablo bien sería presuntuoso, y no sería lógico que yo hablara mal de mí.
Verás, yo no soy el único focense que intenta recuperar esa historia de Foz que no está escrita, esa historia que fue creada por hombres y mujeres del Foz de ayer y que también se merecen quedar en la historia de un pueblo, como también quedaron las culturas celtas, las íberas, las cartaginesas o los romanos o los árabes. Quizás estas gentes no han hecho monumentos, ni ganado grandes o pequeñas batallas, pero tienen su historia, tienen sus aventuras o ¿no es lógico que un hombre con su pequeña barca y él solo pescando día y noche sacara adelante a sus doce hijos con la ayuda de su mujer? Eran otros tiempos, pero eran malos tiempos, aquellos tiempos en los que todavía el cielo de España olía a la pólvora de la guerra civil, pero con su incansable labor dio de comer a su mujer y sus doce hijos.
Tú, que ya conoces la historia de Nicanor y Emérita, esos dos jóvenes focenses que influenciados por lecturas "nocivas", como le ocurrió a Don Quijote, se fueron un día al cementerio parroquial queriendo emular a Romeo y Julieta y sobre una tumba se tiraron un tiro en la sien y ya sabes que no murieron y ambos quedaron ciegos, estando tirados en el campo santo día y medio sin ser localizados y ella muere a los quince meses del triste suceso...
Yo no me defino como un investigador de la historia local. Ya sabes que mucha de ella ya está escrita por grandes historiadores gallegos como por ejemplo el mariscal don Pedro Pardo de Cela, último señor feudal de Galicia, o la historia de nuestra gran Basílica de San Martiño o el Condado de Fontao, el castro romanizado de Fazouro o de cuando los ártabros y tartesios vinieron por estos lares a la captura de la ballena destacando en esta labor siglos más tarde, los puertos de Nois, Foz o Burela en los siglos XVI y XVII.
No soy quién para definirme, pero es que creo que si en Altamira hay pinturas rupestres que merezcan nuestra atención, también para mí la tienen muchos de mis conciudadanos que por salvar una vida arriesgaron la suya, y se merecen todos los honores para que yo o cualquiera escriba sobre ellos, no haciéndoles por supuesto ningún favor.
R- Cuando era pequeña, eras docente de guitarra. Recuerdo que mi madre me insistió en que fuera a aprender contigo, pues muchos niños y niñas de Foz se apuntaron al taller que duró años. Fue todo un acontecimiento pues tengo entendido que estas clases eran muy lúdicas. Es tarea difícil convertir la música tradicional en algo festivo que guste a la infancia, no sé...me lo imagino, quizá no sea así, pero yo recuerdo que mis padres me enviaron a clases de muñeira cuando apenas tenía seis años y sólo duré una semana o dos. Fue un fracaso total, la profesora llegaba a usar sus manos para colocarme las piernas en la posición correcta, pues nunca las colocaba bien. ¡Me acuerdo de que no lo hacía con nadie más! Por suerte me quedó la poesía. Y hablando de poesía... hace poco me enteré que la destacada poeta Luisa Castro también de Foz, fue alumna tuya. Háblanos un poco del proyecto rondalla, de cuánto tiempo duró, el motivo del cese, etc... tráenos aires del pasado.
X- Referente a la rondalla es un tema que no me gusta mucho tocar y al hablar de “tocar” no me refiero a un instrumento musical. La rondalla llamada Latexos (Latidos) nació un cuatro de Octubre de 1974. Fue fundada por un padre marista llamado Benedicto Sáez. Cuando comenzamos, él tenía catorce alumnos con dos años de experiencia, yo tenía ochenta y cuatro y que acababan de empezar por primer año.
Es cierto como dices que allí estaban todos los niños y niñas de Foz y alrededores, pero de los más de ciento veinticuatro que había por curso, sólo veinticinco servían para tocar. Te preguntarás ¿por qué?, pues porque al entrar tanto niño a formar parte de la rondalla y como los ensayos eran viernes, sábados y domingos, los niños que no estaban en la rondalla se quedaban solos y no tenían compañeros para jugar porque estaban en dicho colectivo y aparte de eso les organizábamos muchas excursiones gratis por lo que se apuntaba todo “quisque”, y luego la mayoría de ellos no se esforzaban por tocar y sólo eran bultos que no hacían más que estorbar.
¿Por qué se deshizo?, pues se deshizo porque al entrar una nueva directiva de padres, uno de ellos era corresponsal de un periódico provincial, y se dedicaba a criticar a los profesores, y aparte de eso se creó una directiva juvenil. A dichos miembros, los de la directiva de padres les dieron carta blanca y mandaban más que nosotros y al perderse el respeto, decidimos abandonar, y la rondalla se deshizo.
Tampoco y a causa del sistema establecido, la rondalla no tenía futuro, pues al llegar el verano, el marista se marchaba de vacaciones y yo me tenía que hacer cargo de todo, pero yo era el que les enseñaba desde el principio y el marista era el que los dirigía cuando yo ya los tenía formados y claro, yo no podía dirigirlos porque no conocía los temas musicales que él les enseñaba y aparte de eso, los componentes de la rondalla sólo iban a las actuaciones que les convenían y en otras me dejaban colgado, pues los que tocaban bien no iban, y sólo aparecían los que no lo hacían bien.
Imagínate, en una ocasión quisimos disimuladamente separar a los buenos de los malos (manejando el instrumento, me refiero), pero apenas lo hicimos, ellos se dieron cuenta y los que tocaban mal, se lo dijeron a sus padres y vinieron a nosotros con espada en mano y tuvimos que cesar en el intento. Nuestra idea era la de hacer una buena selección para tener una buena rondalla, pero los padres de los que no tocaban bien, nos aplicaron la ley de igualdad y tuvimos que abandonar el ambicioso proyecto.
En el año 2003 quise recuperarla, e hice un llamamiento al que acudieron unos treinta y siete, que se quedaron en poco tiempo en nada, pero descubrí la poca memoria que tenían todos ellos, pues todos me daban por un alumno más y no por quien un día les enseñó a manejar un instrumento de música, quien les organizaba los viajes, las actuaciones, las meriendas, la festividad de Santa Cecilia (patrona de los músicos), etc., etc. Le hicieron un homenaje impresionante al marista que la fundó y de mí, casi ni se acordaban, de que fui quien en realidad manejé todos los hilos para que esa rondalla durara siete años, que sin mí (y es muy feo que lo diga), la rondalla no llegaría al primer año de su creación. Pero la diferencia de todo esto está en que yo me siento orgulloso de todo ello y si ellos lo han olvidado, peor para ellos, porque como olvidaron eso, también olvidarán otras cosas muy importantes como son los valores del propio ser humano.
Me preguntas si la reconocida escritora Luisa Castro fue mi alumna de rondalla, pues sí, fue mi alumna de rondalla, pero su hermana Rosa Castro, presentadora y guionista de series de la televisión de Galicia, era mucho mejor música que ella y para mí Luisa, apartando su lado humano, no me dice nada profesionalmente hablando, pues como sabrás, hay fiebres que no contaminan, como pueden ser la hermosura o la intelectualidad que Luisa las tiene, pero ni Luisa ni nadie me ha contaminado, porque ni soy hermoso ni intelectual. Yo no soy el clásico adulador, vividor o pelotas, que por haber dado unas pocas clases de bandurria a una famosa de hoy, pretendo vivir de su historia o explotar su popularidad. Me alegraría que Luisa Castro llegase a ser un premio Nobel en literatura, pero yo nunca dije (y tú lo sabes por no sé quién, pero no por mí) que ella fue mi alumna de bandurria, pero para mí fue una alumna más. Como focense, estoy muy orgulloso de ella, pero no puedo ni debo explotar lo poco que hice por ella como alumna de bandurria. Puede que yo no fuese buen profesor y por ello, ella no destacó como alumna de bandurria y debo decir, que nada me debe, porque ese trabajo a mí se me pagó en su día.
R- Ahora pasemos a uno de tus libros, tu recopilación Foz: historias, contos e lendas es fantástica, un libro que sacó adelante si no me equivoco, la Diputación Provincial de Lugo. Lo usé como libro de cabecera para la elaboración de mi propio ensayo "El cantar de las brujas", sobre la magia y brujería aplicadas al género que publiqué ya hace seis años. A nivel fotográfico también es espléndido. Son impactantes las fotos de esqueletos de barcos, pues asocio estos esqueletos con los humanos. Es inevitable la asociación, ya que no le damos demasiado importancia al esqueleto cuando es la base de la creación.
Es sobrecogedor pensar que en el fondo somos todos iguales: barcos, casas, personas... ¿qué te llevó a escribir un libro sobre historia oral, tradiciones, sucesos y leyendas relativas a Foz en aquellos años? ¿Fue una tarea difícil? ¿La volverías a repetir? Siendo consciente de todos los saberes que se están perdiendo, más en culturas como la gallega que poseen todas las características de minoría y que debido a ello, es muy sólido el empuje que ofrece la disidencia frente a una uniformización impuesta y galopante...
X- Tres preguntas en una, la primera ¿qué me llevó a escribir un libro sobre historia oral, tradiciones, sucesos, leyendas relativas a Foz? A mí jamás se me ocurriría escribir un libro. Para mí un libro es algo muy serio, algo sagrado y yo no tengo la preparación suficiente para escribir un libro.
Verás, cuando yo era niño fui muy poco a la escuela. Mi padre era marinero y vivía en el mar; mi madre era costurera de aquellas llamadas modistas que cosían de casa en casa y como al ir a trabajar lejos de Foz y al no tener con quien dejarme para ir a la escuela, pues me llevaba con ella y así fue que perdía días, semanas y alguna vez hasta un mes entero de colegio. Por si fuera poco, a esto le hay que añadir que hasta los quince años yo fui sordo y a pesar de que me sentaban en el primer pupitre de delante, yo no escuchaba las explicaciones del profesor.
A los quince años comencé a trabajar en una imprenta y casi toda mi vida trabajé en el mundo de las artes gráficas y eso me ayudó a formarme algo en el mundo de las letras.
¿Cómo nació mi primer libro? Pues mi primer libro nació por casualidad y no por mí. Te cuento: Yo compartí madrina de bautismo con Juan Carlos Fernández Pulpeiro, jefe de prensa y protocolo de la Excma. Diputación Provincial de Lugo. Este ente público realizó un precioso vídeo sobre la localidad de Viveiro y ese vídeo llegó a mis manos. Entre otras cosas, en el vídeo se recreaba una hermosa leyenda acontecida en esa localidad, pero se dio la circunstancia de que esa misma leyenda yo la conocía, pero acontecida en Foz. Dicho comentario se lo hice saber al señor Pulpeiro el cual en un acto reflejo me dijo “oye Suso ¿por qué no escribes un libro sobre leyendas de Foz?”.
En un principio creí que era para escribirlo él, pero con los datos que yo le fuese aportando, pero al final, a mí se me cayó el muerto. Con el paso de los días me di cuenta que eran pocas las leyendas para un libro y fue cuando decidí incluirle las historias sobre Foz y sus gentes que desde siempre le escuché contar a mis padres en aquellas épocas en las que las comidas y cenas eran de tertulia familiar, porque ni teníamos televisión, ni radio, ni teléfono ni fijo y menos móvil, ni teníamos apenas juguetes, por lo que en las casas los hijos formábamos parte de esas gratificantes conversaciones. Y en el libro conté todo eso: las historias, los cuentos y las leyendas que en mi casa escuchaba, cosa que las nuevas generaciones será imposible que hagan porque ahora no existe tertulia de familia, y hoy de lo único que se habla es de fútbol, pero de críticos de fútbol en el futuro solo podrán hablar cuatro y muy entendidos y ¡quién sabe si en menos de un siglo, el fútbol desaparecerá o se quedará en tan solo un juego de niños del patio del colegio! Yo lo veo venir.
Me preguntas si lo del libro lo volvería a repetir. Pues sí, lo volvería a repetir, pero como todas las cosas, lo intentaría hacer mucho mejor. Entre otras cosas, ya sabes que mi primer libro fue Foz, historias, contos e lendas (Foz, historias, cuentos y leyendas), pero también sabes que tengo otros tres: Foz, 101 fotos para a lembranza (Foz, 101 fotos para el recuerdo); Foz, a xanela ós nosos devanceiros (Foz, la ventana a nuestros antepasados) e Hidronimia e Historia da Costa de Foz. Los dos segundos son solo de fotos antiguas de Foz, y el último es de la recuperación de los nombres o topónimos que tienen las rocas, calas, entrantes, playas, etc., en la costa de Foz.
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