Fiesta del bote del dragón |
Sorteando sus mil caras, enfrenta cada día a las vitrinas.
Intenta dominar el impulso de dejar el papel enterrado como una parte superada de su vida. Pero es imposible salirse del eje, frenar el movimiento.
Sabe que no ha fracasado del todo. Aunque los afectos apartados lo persigan sin descanso y sepa ofrecer la cara del dado adecuada para la ocasión; en el fondo sabe que no muta minuto a minuto, que hay una porción de su "yo" intacta. Se lo recuerdan otras voces, incluso las desechadas...la prueba de que su existencia no es una invención.
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