domingo, 15 de marzo de 2015

Lo inmediato



Pensando en la maravillosa plasticidad del lenguaje, en sus múltiples formas, en las diferentes rutas que llevan a la misma estepa...

Si a eso se añade, encontrar textos (entre los pliegues de la red) que hablen sobre aquellas cosas que la inquietan a una, pues no queda otra que expandirlos.  Prisas, emociones que se pierden en el instante en que son disfrutadas, vómitos de los infinitos estímulos, sensación de pérdida(s) y apremio de volver a comenzar, amores que al irse y al venir, se transforman...y nos esforzamos por nombrar lo que en su novedad, se desconoce.  Agobios complejos y más sensaciones, aquí, en este otro texto, que en cierto modo continúa el hilo de mi anterior post sobre el poder de la moneda allá-donde-vayas: Putuo.

Esta vez, de la mano del cantante Andrés Mariani. El lenguaje cuando se vuelve algo mucho más interno, angustioso, directo, menos fraguado con la lengua, el arte, las grafías.  Llano, como en el proceso veloz que lleva al grito.  Y entre las letras, como tiradas desde una ventana muy alta, "algo", un extraño viento todavía las despierta.  Sí, la ironía continúa despertando.

Lo inmediato


Vivimos en el mundo de lo inmediato, lo rápido, lo fugaz, lo urgente. Todo corre cerca pero lo quiero dentro, quiero todo aquello que tú tienes y aquello otro que nunca podré tener.

Quiero experimentarlo todo.

La vida es muy corta y quiero tener varias vidas en una misma.

Quiero amarte para luego dejarte, para luego repartir mi amor por el mundo, para subirme a un coche y luego a una moto, para hacer un viaje en trineo y luego en globo. Quiero ver amaneceres y atardeceres de aquí, de allí y de más allá.

Soy un inconformista y una inconformista. Somos rebeldes.

Tú serás budista y yo también. Adoraremos la libertad sexual, hasta que sea autodestructiva, hasta que me quieras mucho y yo no te quiera nada. Extenderemos nuestros vértices por donde podamos, intentaremos crear una imagen bien definida, un nuevo modelo mundial que se ejecute y se desarrolle como una gran ideología.

Volaremos, viajaremos y descubriremos cientos de miles de diferentes lugares en el planeta. Aprovecharemos nuestra posición social para masturbarnos en la cara de algún lugareño, y amontonaremos piedras preciosas con historias inventadas de un mundo mejor.

Abonaremos una nueva conciencia emocional basada en el respeto mutuo, siempre y cuando ello no conlleve a una resta de nuestro patrimonio ni nuestra libertad.

Visitaremos las casas pobres de la India, los recovecos húmedos de la orilla del Mekong, las montañas verdes del Potosí boliviano… nos haremos fotos alternativas y luciremos nuestra más honrada pose, nuestro más sincero amor, ese amor que sólo encontramos en la imagen y en lo inmediato de la propia existencia.

No hay tiempo para caminar por las montañas sin una cámara de fotos, hay que decirle al mundo que estamos aquí, en cualquier lugar y que estamos presentes siempre.

No hay tiempo para crear una relación establecida, hay demasiada gente a la que quieres conocer, por eso, todo se vuelve aburrido y nada llega a tener una real consistencia.

Las temporadas van pasando y los años también. Preséntate ante la libertad y cuéntale tus vuelos, tus viajes y tus encuentros. Exprésalo con sencillez, con aquella que te gusta escuchar pero que no llegas a entender.

Cómprate una nueva vida cuando ya estés harto de la otra, y si estás harta también lo puedes hacer. Si has llegado a cierta edad, te tocará cambiar. La inmediatez se te dará de otra manera, para que puedas ser pionero o pionera, para que puedas experimentar con los sentimientos de otras personas, para que las puedas moldear con tus decisiones.

Andrés Mariani

lunes, 9 de marzo de 2015

Putuo

Una de las montañas de peregrinación en China.  Una de las cuatro montañas sagradas.

El brillo de la Religión no solo allí, es el mismo que irradia esa cosa redonda que tiras luego de preguntar ¿cara o cruz? Y lo sabes desde el primer momento, lo sabían ella y él cuando se dejaron llevar por el misticismo, una vez más. Esa obligación que no debería serlo, esa obligación que impone la camiseta. I love...(pongamos ¿New York?).

El turismo es costilla de oro en Putuo.  Los monjes budistas son dueños de la isla en Putuo.  Intentando discernir el cielo, del smog y el mar, ella dice llorosa: "Merece la pena haber venido, pese a todo".
"Es la misma lluvia en chispas de Galicia, hace cosquillas ¿verdad?".
"Sí, a eso me refiero, que esta naturaleza, aunque (como) sobrante, justifica el resto".

Y subieron entonces fatigosamente la escalinata que lleva al templo.  En el camino vieron amuletos escondidos, gente que saca fotos a gente que saca fotos, la felicidad que gusta de subir a la cúspide en diferentes formas y sustancias.  Y aquella mujer exasperada que venía de tan lejos y había hecho una promesa.  Sus pies.  Sus tantas costras.  Mirada que guardo en "mis contactos".  En la cima, el gag (literal): la máquina de contar billetes. Detrás, una seriedad naranja.

Como si esto ocurriera solo en China (repetimosmentalmentemonologando).  Como si el Vaticano comiera raíces.  Que en China se comen, por cierto.  Inaudito-gran primer sabor.

"Por eso, hay que explotar este otro lado que comentas".  Responde él.
"¿Explotar?".
"Tú me entiendes".

De ahí las tantas playas que rodean la isla.  Como protegiéndola de algo todavía más duro que el brillo de la cosa esa que irradia.

Y la arena que cubre y te trae veloz a la boca el viento.

Y tragas, porque es manjar. Sin rechistar, con gusto te la tragas.

 Las personas de un país que buscan, desarman, inventan.  Buscan, luego de perder, buscan.  Aquel chiringuito, (sus ventanas). Y ya en el mar, lo imperdible: la silla, bien adentro y ocupada.  La charla (envidia de una charla desprendida y observada, que yo nunca comprendería por una cuestión no solo de idioma).   La salvación que les cuento estaba ahí. En la silla, hablando, y  al amparo de leves olas.  De las que rompen pequeñitas, para ser admiradas de cerca; en la orilla.

Lástima no ser fotógrafa para captar lo que mi foto (que de hecho tengo) no pudo capturar.  El instante que al verme, huyó.  Temiendo el nombre.  La cara o la cruz.


Escrito bajo influencia de mi alumna/maestra: Iria Otero.





jueves, 5 de marzo de 2015

El hombre relleno




-Algún día.

-¿Cuándo?

- No falta mucho.  Cuando se instale un Nuevo régimen.  Ahora, con la transición, hay un apego demasiado fuerte a las viejas ideas. Justicia, valores, igualdad, blablabla.

-¿No cree que ocurrirá al revés, que serán usted y la gente que lo sigue, los condenados?

- Ya ve que la placa del general, con el tiempo que ha pasado, sigue ahí.  Pintada y burlada, pero continúa estando en su sitio.

- ¿Qué hay adentro suyo?

- Ahora que ahorqué a la víctima más tenaz con mi último trozo de intestino, un vacío que cruje, por lo tanto todo.

lunes, 2 de marzo de 2015

La vida es sólo un instante




  La vida es sólo un instante,
solamente un disolverse
de nosotros en los otros
como en un don ofrecidos.