Nyika Jancsó ¡Que fantásticos que están los árboles! -Mi hermana me dice. Caminamos por la orilla del Danubio cerca del pueblo donde vive. Charlamos sobre cosas de nuestra familia,cosas chistosas y amargas. Hace mucho frío. Ese río grande es silencioso, majestuoso, casi glacial. El invierno en este país es duro. La temperatura continuó bajando hasta quince grados bajo cero algunos días. Bloques de hielo blanco y gris cubren la orilla y forman una estructura de escultura moderna o como la pintura de Caspar David Friedrich,el pintor del siglo XlX. Patos, gaviotas, viajan sobre las capas de hielo en el agua todavía abiertas. Cisnes cruzan...los animales reales de la escena casi mortal. Hace tanto frío que nuestra respiración parece humo de aire gélido. Caminamos por el bosque ya entre los árboles algunos muy viejos, que llevan siglos en la tierra y fueron cayendo por su propio peso. Seguimos caminando en silencio completo en un terreno prístino. Después de unos pasos escuchamos un ruido muy distante, silencioso. Caminamos, paramos otra vez y ahora en la distancia se ve una figura. Está en botas de goma, chaqueta usada a la moda militar. En su mano hay un hacha pequeña. Cuando nos acercamos se para y mira hacia otro lado. Los gitanos recogen madera, Estamos en la mitad del invierno, tienen vergüenza.-Dice mi hermana en voz muy baja. |
lunes, 20 de marzo de 2017
Un relato del cineasta Nyika Jancsó
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