Cortesía de foto: Mumamel mumamel@yahoo.es
Así nos habla de la sexualidad de los guedenianos y de su maravilloso Mundo de Invierno Ursula K. Le Guin en un libro donde el pasado y el futuro se mezclan para conformar un universo donde impera el amor, pero un amor diferente, de más amplio espectro. Y la humanidad observadora aprende y se asombra de unos seres donde en su Planeta viven como nos gustaría vivir a nosotras, recurso frecuente en la Ciencia Ficción:
“… Considérese: Cualquiera puede cambiarse en cualquiera de los dos sexos. Esto parece simple, pero los efectos psicológicos son incalculables. El hecho de que cualquiera entre los diecisiete y los treinta y cinco años, aproximadamente, pueda sentirse “atado a la crianza de los niños” (como dice Nim) implica que nadie está tan “atado” aquí como pueden estarlo, psicológica o físicamente, las mujeres de otras partes. Las cargas y los privilegios son compartidos con bastante equidad: todos corren los mismos riesgos o tienen que afrontar las mismas decisiones. Por lo tanto nadie es aquí tan libre como un hombre libre de cualquier otra parte. Considérese: No hay imposición sexual, no hay violaciones. Como en la mayoría de los mamíferos no humanos el coito implica una invitación y un consentimiento mutuos; de otro modo no es posible. La seducción es por supuesto posible, pero sólo con un extraordinario sentido de la oportunidad. Considérese: No hay división de la humanidad en dos partes: fuerte/débil; protector/protegido; dominante/sumiso; sujeto de propiedad/objeto de propiedad; activo/pasivo. En verdad toda esa tendencia al dualismo que empapa el pensamiento humano se encuentra aminorada, o cambiada, en Invierno. Lo que sigue ha de incluirse en mis directivas últimas: cuando uno se encuentra con un guedeniano no puede comportarse, ni deberá hacerlo, como un ser bisexual normal: esto es considerar al guedeniano hombre o mujer, y adoptar uno mismo el rol opuesto correspondiente, de acuerdo con las propias expectativas acerca de la estructura o interacciones posibles entre personas del mismo o de distinto sexo. Todas nuestras formas de interacción sociosexual son aquí desconocidas. No les es posible a los guedenianos entrar en el juego. No se ven a sí mismos como hombres o mujeres. Sí, ni siquiera alcanzamos a imaginarlo, y ya lo rechazamos como imposible. ¿ Qué es lo primero que preguntamos cuando nace un niño ? (…)2 Un hombre desea que se tenga en cuenta su virilidad, una mujer desea que se aprecie su femineidad, por más indirectos y sutiles que sean este tener en cuenta estas apreciaciones. En Invierno no existen. Uno es respetado y juzgado sólo como ser humano. La experiencia es asombrosa. (…) Otra hipótesis sobre el objeto del posible experimento: la eliminación de la guerra. ¿Creían los antiguos hainis que la capacidad sexual continua y la opresión sexual organizada, atributos que no se encuentran en otros mamíferos que el hombre, son causa y efecto? O, como opina Tumass Song Angot, ¿consideraban quizá que la guerra es una actividad de desplazamiento puramente masculina, una vasta violación, y decidieron así eliminar la masculinidad que viola y la femineidad que es violada? Dios lo sabe. El hecho es que los guedenianos, aunque extremadamente competitivos (como lo prueban los elaborados medios sociales que invitan a luchas de prestigio, etc.) no parecen ser muy agresivos; por lo menos y hasta ahora, no han tenido nunca algo que pudiera llamarse una guerra. Se matan a veces, y rápidamente, de uno a uno o de a dos, rara vez de a diez o veinte; nunca de a cien o mil. ¿Por qué?
Esta asimilación final de la guerra a la masculinidad es una de las ideas a la que se adhieren las feministas de la diferencia. Pero lo que aquí interesa es la presencia de la ambigüedad sexual en seres no terrestres en esta maravillosa novela de ciencia ficción, simbolizando así una sociedad utópica en que las personas no se definirían por su sexo biológico; pudiendo elegir libremente no sólo su sexo sino también su sexualidad. No es coincidencia que La mano izquierda de la oscuridad haya sido escrita a fines de los años 60. Muchas novelas relativas a la defensa de la homosexualidad, de las sexualidades abiertas en general, fueron escritas en esta época, plena de ideas de cambios y de libertades en general...
1 La mano izquierda de la oscuridad, Barcelona, Booket (Minotauro), 2008, pp: 108-111.
2 Esta es la pregunta obligada por cierto, de la cual se queja la madre de Álex, la protagonista de la excelente película argentina XXY por ser la pregunta tipo que se le hace a todas las embarazadas y en el momento del parto. Vemos que la polarización en torno al sexo aparece desde el momento del nacimiento. Es difícil escapar a las categorizaciones de opuestos de los que se alimentaría en palabras de M. Foucault nuevamente la hipótesis represiva: prohibiciones, rechazos, censuras, denegaciones…fundamentales en el mantenimiento del discurso hegemónico. La historia de la sexualidad. Tomo I. La voluntad de saber, Madrid, S.XXI, 2005.
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