¿Te hubieras lanzado al abismo, allí donde el único imperio es venal,
allí, donde las carnes internas vibran y succionan todo lo que era sólido
mientras me hablabas de tu sueño más reciente: aquel galgo verde a juego con libros también verdes y brillantes...
te hubieras lanzado a ese abismo, te pregunto
que no quiero llamar mío, porque sería también tuyo si quisieras... solo por un segundo, un triste segundo vendido?
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