sábado, 13 de marzo de 2021

Diamantina


 

Se lo cuento a las estrellas, porque no sé escribir y quiero ser escuchada. Cuando me vio, se asustó como si hubiera visto a una loba, cuando era yo la que no veía a nadie en años, siglos incluso. 


Pero luego, cuando la invité a mi cueva, y compartí con ella la poca carne de cabra que me quedaba, noté en sus ojos el brillo de la amistad. Me dijo que no comía carne, pero que la comía esa vez porque sabía que la caza era mi única comida. 

 El sacrificio más honorable a la última cazadora de Gredos.




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