viernes, 5 de agosto de 2022

La señorita Rosita


 

Ella fue la primera persona que me pegó. Yo tenía 6 años y estudiaba en el Colegio de las Monjas de Foz. Que yo recuerde, creo que fue ella. La llamaban pote de pintura de lo mucho que se maquillaba. Y fue tal el shock, que al año siguiente, mi madre decidió pasarme al Grupo, el otro cole del pueblo, donde la religión  se impregnaba de otra manera sin ser desde los poros. Pero al menos se podía correr y vestir como una quisiera. 

Me consta que pegó también a otras, y no ignoro que el tiempo, (al revés de como dicen), casi nunca pasa factura. Tampoco sé si sigue viva. Pero es una verdad perfectamente nítida, que desde aquella bofetada sonora y dolorosa en mi pupitre, me di de bruces contra el mundo como quien nace otra vez, y que el cartón, en lugar de la carne, empezó a predominar. Personas de cartón, situaciones de cartón, buena parte de las cosas que me rodeaban se me hacían como de cartón. Será porque yo misma era también de cartón.

El sabernos inmensamente frágiles ante tales violencias, nos reviste del perpetuo pellejo del cinismo.


No hay comentarios:

Publicar un comentario