martes, 29 de enero de 2013

El ángel de la historia

 
Una emotiva reflexión sobre un documental imperdible: ¿Quién mató a Walter Benjamin? De David Mauas (2005)
Nota escrita por Davilochi y previamente publicada en
Filmaffinity:



Hace ya algunos años que entre mis planes de futuro se encuentra la necesidad perentoria de visitar la tumba de este filósofo tan fascinante como enigmático en lo que a sus tesis se refiere, como si por el hecho de estar junto a su humilde sepultura pudiera sentir un poco más cerca a una de esas personalidades que captan con gran sensibilidad la esencia de su tiempo. Walter Benjamin escribió las famosas "Tesis sobre la filosofía de la historia" en 1940, exactamente el mismo año de su muerte. Allí hacía su aparición el "Angelus Novus" de Paul Klee, fuente de inspiración para el filósofo durante casi veinte años. En la novena tesis el ángel aparecía como alegoría de la historia propiamente dicha, es decir, de la trayectoria de la humanidad hacia la catástrofe. De acuerdo con la parábola enunciada por Benjamin el ángel, arrastrado por una tempestad procedente del Paraíso (la utopía prometida por el progreso) y en un intento por volver a ese punto de partida que cada vez parece más distante da la espalda al porvenir, viendo como ante él el pasado aparece representado por montones de ruinas que se acumulan sin cesar.

 Paradójicamente esa tempestad que lo arrastra, el progreso -o la razón, si se quiere-, y que parecía ser el medio que impulsaría al hombre a su estado "perfecto" es la que lo aleja indefectiblemente de la tan ansiada utopía. En palabras del propio Benjamin "Quisiera demorarse, despertar a los muertos y reunir a los vencidos. Pero desde el paraíso sopla una tempestad que se ha enredado en sus alas, es tan fuerte que el ángel ya no puede cerrarlas. Esta tempestad le empuja incesantemente hacia el porvenir al que da la espalda, mientras que ante sí las ruinas se acumulan hasta el cielo. A esta tempestad es a lo que llamamos el progreso". Es posible que por aquel entonces Benjamin intuyera que no iba a tardar en ser una víctima más de ese progreso, convertido en un montón de escombros, un puñado de grava, una nube de polvo ante la cual pasaría aterrorizado ese ángel de la historia con los ojos abiertos de par en par.




Precisamente en Portbou, uno de esos lugares marcados en el siglo XX por el trauma y la ausencia, sería donde acabaría todo. Allí encontraría Benjamin el final de esos siete años interminables de exilio; allí, cruzando esa colosal frontera natural que son los Pirineos, en busca del océano, antaño hogar de monstruosas criaturas y del borde que separaba a la tierra del abismo y, en aquel momento, un camino seguro a la libertad. La Tierra nunca dejó de ser plana, las fantasías y sueños de los hombres siempre hicieron de ella un lugar con múltiples aristas y bordes por donde se deslizaban el agua, el polvo y la sangre de los hombres fundidas en un mismo flujo incesante que se desvanecía en el espacio infinito. Europa, durante siglos uno de los centros del mundo, se convirtió en uno de esos bordes, un agujero negro que succionaba toda la luz.



El documental combina la reflexión personal del autor, más o menos discutible, y los datos puramente empíricos en un ejercicio de investigación y reconstrucción quasi policial. El resultado es equilibrado, armónico diría yo, un hermoso homenaje a Walter Benjamin y, a la vez, un retrato de un pequeño pueblo catalán por donde decenas de miles de españoles huían del terror y la represión del régimen franquista durante los últimos estertores del régimen republicano. En cierto sentido aquella República representa el paraíso o la utopía que el ángel de la historia contempla cada vez más distante hasta convertirse en un pequeño haz de luz en el horizonte, pero observarlo así significaría culpar erróneamente a los bellos propósitos emancipadores de la República del desastre que se desató sobre la Península, el mismo que seguramente hizo posible el trágico final del filósofo. Esa tempestad que convirtió hermosos sueños en montones de escombros procedía de múltiples puntos, sus orígenes eran variados y sus dinámicas llevaban en marcha mucho tiempo.

 Quizá simplemente el ángel de la historia se encontró con remolinos de aire donde era imposible enderezar el rumbo, quedando al merced de los vientos. Walter Benjamin murió, el documental simplemente demuestra que la versión oficial del suicidio voluntario tiene múltiples lagunas, planteándonos un enigma. Sin embargo lo único que verdaderamente importa es que murió como víctima de la gran tormenta de acero, roca y metralla, sangre, gas y barro que asoló el continente europeo durante décadas. En cierto sentido aquellas decenas de miles de españoles que marchaban al exilio, al igual que Walter Benjamin, encarnan al ángel de la historia cruzando los pasos fronterizos del Pirineo, mirando atrás con los ojos bañados en lágrimas, incapaces de ver con claridad el pasado y de asumir el porvenir. La tragedia de Benjamin o de Portbou no es más que una entre miles, millones si hablamos de vidas humana; de fronteras cambiantes; de pasaportes que ya no tienen validez alguna; de palabras que ya no bastan pero quedan para la posteridad; de vidas que se esfuman sin haber dejado otra cosa que un rastro efímero pero que, en su momento, fueron el epicentro de un microcosmos que pugnaba por sobreponerse a las exigencias de un mundo cruel.



Mauas ha hecho un fantástico documental, contrastando informaciones y estableciendo hipótesis que nos acercan a los últimos días de Walter Benjamin. Es increíble ver cómo cuando se rasga en la superficie histórica brota una nueva luz sobre algo que se tenía plenamente asumido como "la verdad y nada más que la verdad". Un auténtico trabajo de investigación imprescindible para todos aquellos que tengan curiosidad por una tragedia del siglo XX y, por supuesto, para todos aquellos que conozcan y hayan disfrutado con la obra del filósofo alemán, una de las figuras clave del pensamiento contemporáneo.

Davilochi Posted by Picasa

sábado, 26 de enero de 2013

Engullendo extrañeza


Foto: Julia Sánchez-Cerezo




La cámara devora en un instante

 



lo que en la fiebre sabemos



nunca ingerirán



contados días de turismo
         arrebatador



nunca viaje.

jueves, 24 de enero de 2013

Engolint estranyesa

Foto: Julia Sánchez-Cerezo




La càmera devora en un instant




el que en la febre sabem



mai ingeriran



comptants dies de turisme arravatador



mai viatge.



miércoles, 16 de enero de 2013

BlaBlaBla con Luis Manuel Mateo: Artista plástico.

Autorretrato/  /Arreglos digitales: Rosanna Moreda


Luis Manuel Mateo,es un ilustrador y pintor que nació en el Bosque de los romanceros, en la Provincia de Algún lugar. Es hijo de Sol y de Tierra y hermano de Cazo y Cucharilla.

 Actualmente reside en Curva del Río, tercer árbol a la derecha. Para más información, es también clown y actor, y esta versatilidad expresiva es evidente en sus obras, ya que sus ilustraciones suelen contener elementos humorísticos donde el humor no es un fin en sí mismo, sino una poesía especial que podría denominarse de intervención y más detenidamente de llanto.

De igual modo, sus actuaciones principalmente con personas por suerte todavía no adultas, tienen mucho del mundo de lo onírico, lo absurdo, lo insignificante, lo mitológico...
En ocasiones acompaña sus dibujos de textos, textos condensados, que recuerdan a los tankas, como estos memorables versos con los que define al maltratado e ignorado tenedor:




¡Oh! Pobre diablo,

envuelto en sudor y sangre.

El mal encoge su alma y

encarcela su corazón...



En estos días, mantenemos una conversación con él, continuando con la serie artistas invisibles que por ahora está dando bastante de sí. Que este protegido espacio continúe siendo el sótano estable donde encontrar a criaturas que hacen lo que quieren hacer, aunque estos placeres no les reporten en ocasiones dinero alguno. Quizá porque demasiado a menudo cuando el dinero llega, el alma queda sangrientamente expuesta. Intentemos que esta cueva de novas discretas, sea un refugio para mentes agitadas que desean viajar a galaxias arcanas.



1. Nos conocimos en el año 2007, en un taller de trabajo que ahora ha sido demolido por el gigante del cemento, y el gran asesino del espacio público, que ya sabemos de sobra cuál es su nombre. Habla un poco de este (nuestro) taller, de aquel año tan efervescente, de lo que aquello significó para tus creaciones, y el contexto de estas creaciones en la gente que poblaba el barrio de Gràcia de la Barcelona de hace ya seis años.

Era un taller único, situado en un barrio con gente joven y alternativa de Barcelona. Por alguna razón se llamaba Taller Uno. Me pongo a imaginar por el aire que impregnaba el espacio: Decoración simbólica, arte japonés real, mezcla de belleza y crudeza. Enseguida me enamoró el espacio por todo ello, y por mi ilusión romántica de tener un espacio artístico en mi aventura barcelonesa, lejos de mi origen: Zaragoza. La gente con la que compartí el espacio también estaba en la onda artística y eso me atraía. Además se convirtieron en gente muy amiga con la que viví momentos muy buenos. Ahora como dices Rosanna, el taller es un espacio engullido, pero que siempre tendrá un espíritu indomable, sumergido. Allí pude hacer más de 50 pinturas pequeñas, que espero este año, se plasmarán en una barajita muy mágica.


2. Quizás esta pregunta te la tendría que haber hecho antes, pero ¿te he definido bien? ¿Te consideras ilustrador, pintor, clown y actor? O es demasiado aparatosa esta definición... es más ¿te gusta definirte?

Me ha llamado mucho la atención tu descripción de mi ubicación y faceta artística, porque yo no soy capaz de describirme a mí mismo y esto me ayuda a descubrirme. La indefinición de mi ubicación podría definirme. Voy cambiando de río, de rama...al menos mentalmente. A los que aún tenemos alma creativa nos cuesta detallar lo que hacemos o cómo somos.

3. Uno de mis trabajos preferidos tuyos es la tira gráfica historias escurridas. Los versos del tenedor que cito en la introducción, pertenecen a este librito fetiche ilustrado y textualizado por ti y Anabel Juste por Gráficas Campo en el 2004. Lo más insólito y audaz de este trabajo vuestro es que hayáis concentrado una explosiva crítica al maltrato y la violencia social, focalizando la misma en los desprotegidos utensilios de cocina. Todo ello forjado en un humor muy ensoñador. Habláis de que las voces de estos utensilios son el escurrimiento de sus secretos al ser escuchados. Me parece una imagen poética de muchísimo alcance. Otra imagen que ahora mismo tengo delante de mí, ahora ya literalmente, es la de un conjunto de cucharas de toda la vida, fabricadas de frío metal al lado de una pequeña y redondeada cuchara de madera que lanza: " Allí, todos me señalaban, porque algo me faltaba..."


No es fortuito que estas metáforas coincidan con un momento muy represivo en nuestro vergonzoso país para con las gentes inmigrantes. Ahora que estas gentes se marchan pues la esmirriada Europa ya fue, el discurso hacia la gente de fuera está tomando otro matiz...

Antes de nada, querría corregir algo. Los versos del tenedor que apuntas, no son míos, sino de Anabel Juste, coautora del libro.

Las historias escurridas me quedan algo lejos, pero intentaré recordar... En efecto, las historias allí mostradas son reflejo de situaciones actuales de la sociedad y son las víctimas. A veces son verdugos como el amasador, representadas por herramientas de cocina las que confidencialmente nos las cuentan. Quizás hoy en día podría redefinirse alguna herramienta, dada la pésima situación de valores que tenemos. A veces podemos sentirnos como herramientas explotadas al servicio del sistema establecido y a veces podemos sentirnos como la no-herramienta, en el cajón, en el paro, sin sentirnos útiles.


https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgz43ndOYBC-BNrbhapGMeGfiuNQMyJDKmwZglYCjprh0tR4PsbE49-bOiGe7YwANFy_WzzXIDFhsALmznvRLBWKw7O90dYESoqattj3byDXgOIXCkWQzrkP8frTWKhbSaZ2UKP3-jZgRE/s1600/PA133370.JPG

Continuará (como en los viejos tiempos)   


Para quien sienta curiosidad            
por lxs fantásticxs hijxsmundos
de Luis Manuel Mateo: mumamel@yahoo.es



















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miércoles, 9 de enero de 2013

Eternal breast

 Un poema de Hu Xingwu,

     desde China

Cuando la naturaleza
     fermenta
incluso debajo de la misma lama


In the Sichuan earthquake, a mother died with her breast in her baby,s mouth…


In the dark ruins of the earthquake,

a young mother

stages her final song of life,

putting her selfless breast

into her baby´s mouth.



Perhaps the space is too small

for the mother to stretch her body.

She gets down on her knees

with her back blocking the fallen girder

and her warm breast pressing against the baby's face.



The breast gets cool and then cold,

too hard for the elixir to flow out.

But it possesses the power of mountains

to support the little life

until the rescuers come.



The child is saved,

but unwilling to leave his mother's breast.

He hopes it will relieve the grief of the earthquake,

he hopes it will sing praise of life.

He believes his mother's soul will never go away,

and will bear his mother's love in his mind and heart forever.



Oh, child,

let your mother rest

and her selfless breast.

If you miss your mother,

look, that tomb covered with green grass

is the eternal breast of your mother.




Por Hu Xingwu, traducción del mandarín al inglés de Luo Lianggong, Our common sufferings: An Anthology of World Poets in Memoriam 2008 Sichuan Earthquake.  Eds: Nie Zhenzhao y Luo Lianggong, Shanghai Foreign Language Education Press, 2008, pp: 161-63.








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jueves, 3 de enero de 2013

En busca de la máquina verde





Lucy usó los fuertes huesos, una vez más
y los huesos no obstante, se quebraron. Aspas de calcio nuevamente en su cabeza.   Vislumbró una magia desconocida encima de aquella lluvia mineral.  Supo otra vez, que habría otra herramienta y se recreó imaginándola como la querida hija del árbol.

Miró entonces en dirección a la madre… el árbol, pensativa.  Últimamente quería estar en tierra, observar su cuerpo, el movimiento de sus  manos al llevarse el alimento a la boca.  Recrearse en la amistad que aquella pareja de manos tercas le ofrecían.

Escuchar el sonido de sus molares al masticar con placer la raíz.  Concentrarse en mirar a la tortuga reposando en la roca azul.  Oler.

No durmió cuando la venció el sueño, en el árbol.  Al amanecer, unos ruidos de enormes bichos la despertaron.  Saltó veloz  por encima de la pirámide de huesos y corrió...y corrió.

No miró hacia atrás, pero nunca como ahora necesitó tanto escapar,
                                           con alguien.