San Telmo, 2012
Como bestias silenciosas que se resisten
a abandonar los callejones
las calles
las esquinas
los carretos.
Acorazados en madera vieja
orgullosa de un tiempo
que continúa impugnándose...
pulcros y firmes
descascararían pintura nueva.
Pero se contentan con una irreverencia solemne
donde lo más sensato es, a golpe de grúa
y promotor, intentar existir.
Existir como bares
donde se permiten el susurro y el grito,
la ropa no brand
la charla eterna
el olor preciso
del café de antes.
Antes... de la mutación.
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