miércoles, 5 de abril de 2023

Agencia literaria La Caprichosa, ¿u otra cosa?

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                                  No suelo comentar mi experiencia con agencias literarias, principalmente porque solo he contactado con dos en mi vida. Pero en estos tiempos donde tanto la escritura como la violación y el manoseo de la misma (que puede llegar a ser la crítica con segundas intenciones, y al final del texto explico en qué consisten esas segundas intenciones) son más prolíficas que nunca en parte debido a las colmenas digitales, pienso que mi experiencia puede ayudar a otras personas. Estoy más que convencida de ello. Es por eso que me decidí a escribir esta entrada. Por otro lado, llevo una racha bastante desagradable en estos últimos meses en lo que respecta a enviar textos para concursos o evaluación. No exagero si digo que me han propuesto publicar una de mis novelas en tres editoriales en lo que va de año, y todas ellas eran más que dudosas en cuanto a condiciones de contrato. En una en específico, ya hay varias denuncias en marcha; por suerte tuve el mínimo de intuición para darme cuenta a tiempo. Pero no me ocurrió lo mismo con esta Agencia literaria de la que ahora os hablo, cuyo nombre ya tira bastante para atrás por lo cursi: La Caprichosa, puesto que a veces la ansiedad por publicar nos puede, sobre todo cuando somos prolíficas escribiendo, pero no publicando. El problema de la impaciencia, es que no nos deja guiarnos por la sabia Diosa que nombré antes: la intuición. Y es ahí cuando llega la culpa y el arrepentimiento. Como siempre tarde, de lo contrario no hablaríamos de culpa ni de arrepentimiento.

Ah, sí, pero de los errores se aprende, al menos me queda el refrancito más querido por las madres. Pues sí y no, pero no voy a entrar en esto ahora por una cuestión de tiempos.

Las Agencias literarias en verdad, y las editoriales en general, funcionan (o al menos deberían funcionar) a la par que los Hospitales y los centros de salud mental. ¿Qué tienen en común estas entidades? ¿Por qué no nombré una empresa cualquiera de atención al público? Pues porque las Agencias literarias, trabajan con material sensible: con el corazón y el alma que puede ser una novela, o un "simple" poema de tres renglones para alguien: la persona que la escribió. Del mismo modo que en un Hospital trabajan con corazones, pero de los palpitantes. A lo que me refiero es a que los atributos que ha de tener SÍ O SÍ alguien que trabaja con este tipo de material, ya sea físico o simbólico pero que en el fondo viene a ser lo mismo, son muy pocos en realidad, (en mi opinión son cinco) pero de una calidad altísima, casi diría que ya entran en otros terrenos, sin ir más lejos, el del Budismo. ¡Cuánta pero cuánta meditación nos hace falta humanidad y qué desprecio seguimos teniendo hacia ella! Ahora paso a explicar los porqués.  En mi caso, luego de la lectura de mi novela, me llegó una valoración de una trabajadora de esta Agencia que puedo definir como las antípodas de una valoración. Porque aunque una obra sea "mala" para la persona que la lee, desde una Editorial o Agencia literaria que pretendan serlo, el feedback siempre debe ser valorativo, y en el caso de fallar en esto, como mínimo debería ser escueto. El problema con la carta que me envió esta señora es por un lado la extensión: sí, tengo que reconocer que se tomó su tiempo. 

Pero una extensión exaltada, fallida, sospechosa, centrada en unas opiniones donde los cinco atributos que conté antes y que ahora voy a pasar a nombrar, brillan por su ausencia:

1. Humildad: Este es el atributo estrella y que puestas a calificar (aunque odie hacerlo) a esta Agencia le pongo cero. Lo ejemplifico con una de las frases que me quedó grabada de su carta: "Afirmas que tu novela es experimental, pero yo, que soy una gran lectora y amante de la ciencia ficción, no lo veo así". ¿Es necesario que me haga saber que es una amante y experta en ciencia ficción para decirme lo siguiente? ¿Qué encierra en realidad esa afirmación, le sirve para reforzar una seguridad de la que carece acaso? Creo que no hace falta que me extienda en más ejemplos de la falta de dicho atributo fundamental en esta Agencia, pues son todos de la misma tónica.

2. Respeto: Cuando se tiene la intención de despotricar una obra, que desgraciadamente, en este caso, fue de mi autoría, es necesario no atravesar la fina línea que lleva a ridiculizarla (aunque sea sutilmente, que era su idea, pero malograda). Y este es otro tipo de falta de respeto, tan peligroso como el insulto y la humillación directas. Por lo tanto, otro cero también en este punto.

3. Equilibrio: Este atributo es también diamantino. Tiene que ver por un lado, con exponer cuantas más cuestiones positivas se encuentren, y no únicamente una única palmadita en la espalda luego de toda la paliza como le ocurrió a servidora: "Pero la tesis de tu novela es interesante", ¿ah sí? ¿Qué me dirías entonces si no lo fuera, me enviarías una carta-bomba?, y por otra parte con la extensión a la que me referí al principio. Es decir, si a la agente le llega lo que considera un bodrio de novela, lo que no debería hacer bajo ningún concepto es escribir un mamotreto de respuesta casi tan largo como la novela en sí regodeándose en sus opiniones destructivas. PORQUE NO SE OLVIDEN ESCRITORAS/ES, LAS AGENCIAS LITERARIAS NO SON DUEÑAS DE NINGUNA VERDAD ABSOLUTA, SIMPLEMENTE ESPECULAN CON LO VENDIBLE O NO QUE PUEDE LLEGAR A SER UNA OBRA. NADA MÁS. Recuerden La Conjura de los necios y a su desgraciado y genio autor, recuerden. Y antes de escribir un rollo dañino, mejor una frase corta que mil palabras, del tipo: "Le agradecemos enormemente que nos haya enviado su obra, pero no encaja en los parámetros de nuestra Agencia". Por lo tanto, de vuelta el cero.

4. Prudencia: Aquí retomamos el tema del alma, corazón y vida. Qué razón tenían Los Panchos. Dado que una Agencia literaria no es una fábrica de chorizos (en teoría), sino que trabaja con material sensible, (y con sensible me refiero a que como mínimo hay una persona en este mundo que es la autora de una novela para quien ESA novela es SU vida, como ya dije), hay que actuar en concordancia, y ser muy prudentes con lo que se opina. En realidad, este atributo va enlazado con los anteriores, es como que le otorga más intensidad a los ya nombrados, profundizando en la empatía en la que para variar, esta Agencia tiene otro redondo, perfecto y sonriente cero.

5. SAVOIR-FAIRE: No es casualidad que haya puesto esta destreza imprescindible en las Agencias literarias y en todas las profesiones en general con mayúsculas. Yendo al grano, o se tiene o no se tiene. Se tiene, cuando se responde a un supuesto bodrio de novela con pocas frases que si bien están rechazando el texto, no lo parece, pues no dejan de ser por ello valorativas, empáticas, asertivas, con gracia incluso. Cuando esto falla, no hay vuelta de hoja, no hay ni savoir-faire, ni lo que es más grave, experiencia. Experiencia en cómo decir las cosas, que no niego que en muchas ocasiones es la antigüedad del oficio que la otorga. Pero  llegando ya al punto que me interesa, todo se va a la mierda cuando sentimos ese olor, sí, se trata de un olor. Porque, ¿qué hay detrás de un mamotreto despotricador? 
Ay, ay, vayamos a la auténtica verdad del asunto, lo que quiere esta Agencia en cuestión, es vendernos sus servicios editoriales. Dicho claro y pronto. Pero desafortunadamente, no todas las que se hacen llamar Agencias son tal: puertas de acceso a las editoriales, sino que destrozan tu texto apropiándose de él (de hecho, hablan de él con más autoridad que tú misma, me pasó con esta Agencia de la que os hablo) para volver a (des) armarlo ellas o ellos y cobrarte un pastón por la tarea. Doy fe de que esto podría llegar a ocurrirme porque esta señora de "LA CAPRICHOSA" se despidió luego de tanto latigazo que perdí la cuenta, con lo siguiente: 

"Estoy convencida de que volveremos a encontrarnos". 

No, no se trata de una misteriosa y educada despedida, se trata de otro brain washing más: convencernos de que nuestra novela es una shit y que mordamos el anzuelo. Pero entonces, que no se autodenominen Agencia literaria, porque lo que son pura y llanamente, es una Agencia de servicios editoriales más...

Si habéis llegado hasta aquí en la lectura y os sentís identificadas/os con lo que me ocurrió a mí e impotentes para denunciar concursos amañados (el 95 por ciento de ellos, siendo generosa), ya dejó hace unos años constancia de ello el reconocido escritor Alberto Olmos en un artículo que no tiene pérdida: El premio literario perfecto, "Editoriales" y "Agencias literarias" non gratas, contactad conmigo. Por suerte, no habita la soledad en este fango.

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