Camila Sosa habla también sobre ese caos de sentimientos con los que cargo desde que supe de mi hermano mayor, el robado al nacer y que quizás (ojo al quizás), por una cuestión de edad, esté muerto. Cierto que esta escritora argentina es ahora muy famosa. Y la fama excesiva y el arte, desde siempre han mantenido una relación amor - odio, Hay un gran peligro en ese vínculo, algo que simplemente no casa, pero al mismo tiempo, un orgullo para las escritoras trans o travestis (pues Camila se define como travesti y no trans) por la ENORME visibilización que representa en la conquista de una libertad para la que no debería ser necesaria esa palabra que tanto mal representa. Debería ser un derecho para elles, que todavía no lo es. Pensé por ejemplo en mi biblioteca, donde sólo figuran (al menos que yo sepa) DOS escritoras trans/travestis: Jeanne Sosa y Camila Sosa. Casualmente, ambas llevan el mismo apellido. Una vergüenza, lo asumo, para quienes trabajamos o intentamos trabajar con la escritura y la lectura. Pero eso dice mucho de esa distancia de galaxias entre el feminismo y el mundo trans/travesti de la cual se queja precisamente esta autora. Y tiene toda la razón. Leerla es un privilegio.
A menudo lloro las líneas, y hoy lloré bastante con pasajes de El viaje inútil. Pero hay motivos diferentes para el llanto, y no siempre provienen de la tristeza. En mi caso, lloré de la emoción al descubrir que la esencia misma de mi última novela sobre mi hermano mayor, que sigue figurando en mi imaginario como el eterno bebé robado de mi madre al nacer (inédita todavía), Camila la condensa en pocas frases. Qué magia tan arraigada la suya, y odio asumirlo sí: qué envidia. Podría ser una grandísima psicóloga, o bruja. Mejor dicho, ya lo es. Lean y comprueben:
(Ahora no siempre cito la Editorial, paginado y todo el resto. Porque estoy harta de que me lleguen avisos de que no cumplo las normas y blablabla). Por eso la cita será breve. Nunca les viene bien nada. El libro ya lo dije, y la Editorial (por si las flies), La uÑa RoTa:
Escribo para poder decir las imágenes que poblaron mi infancia. Los paisajes del campo donde comprendí que existía la tristeza, el momento en que tomé la tristeza de mi mamá y la volví mía, ese momento en que siendo muy niño decidí dolerme por la tristeza de mi mamá.
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