Todo el mundo quiere ir a Highlands. La leyenda del lago Ness y su monstruo, cautiva a mucha gente. La familia De Luca de la ciudad de Brindisi, se prepara para ir al famoso lago. Desde hace muchos años que Giuseppe (el padre de la familia), lleva leyendo sobre el monstruo legendario, y tanto su mujer como sus hijas le siguen en sus ideas de la creencia de que existe este bicho. Todas menos una de las tres hijas: Matilda, que tiene trece años y es muy escéptica con el tema, e incluso contradice a Giuseppe con teorías científicas que sacan mucho la rabia de su padre, con quien discute a menudo. Pero a Matilda le hace ilusión salir de Italia y está contenta de tener los billetes hacia Highlands, poder volar sobre los Alpes y poder ver ese verde de Escocia.
Así que toda la familia
De Luca parte desde el aeropuerto hacia Highlands, en 5 horas de vuelo. El
trayecto en la Aerolínea les ha salido barato, pero la estancia más cercana al
lago les ha costado 400€ la noche, aunque eso sí, a toda la familia. El hotel es rústico,
cuenta con un salón con “llar de foc”, una pequeña sauna, y está a unos 7 kilómetros del
lago.
Giuseppe está
entusiasmado al llegar al mediodía a Highlands, por lo que plantea a la familia
caminar esos kilómetros y comer en el lago. Así pues, al llegar hay un montón de turistas
e infinidad de comercios: La taberna de Ness, El rancho de Ness, la boutique de Ness, el suvenir de Ness,
El Ness de Ness y muchos Ness más.
Por lo tanto, la familia De Luca decide comer allí, pasear por los alrededores del lago y hacer algunas compras. Giuseppe está tan atraído que mientras la familia está dando vueltas, él no deja de mirar alucinado el lago a ver si puede ver al monstruo. Y llega la noche y sigue igual, aterido, pensando que igual Ness sale por la noche. Mientras, Matilda da un paseo y encuentra a una señora misteriosa que mira el lago y le pregunta sobre “el monstruo”. La señora mira a Matilda y le cuenta:
“Hace 15 siglos que unos viajeros que fueron
al sur de Escocia trajeron unas plantas llamadas floripondios e hicieron una
fiesta. Alrededor del lago todos estaban muy conectados pero a la vez muy locos; tuvieron una
alucinación colectiva y vieron el famoso monstruo”.
Desde entonces de ahí la
leyenda, gracias a los floripondios vivimos aquí muy bien. Si ha de existir un
monstruo que siga existiendo, no es nada malo; personas como tu papá vienen de
lejos emocionadas y es obvio que no lo ven. Pero se van igual de emocionadas,
por lo que te pido que me guardes el secreto Matilda, tú que eres escéptica,
pero que nunca derrames la ilusión de los que tienen fe. Matilda asintió, la
abrazó, y cuando caminaba para volver con su familia, se giró y la señora
mística ya no estaba, había desaparecido.
Óscar Miguel