viernes, 30 de mayo de 2014

Spring writing workshop

Nuria Castro



Continuamos aprendiendo de las palabras, ensimismad@s... al calor de cafés viejos y de nuevos descubrimientos como el bar "El Holandés Errante", escondido en la calle Vista de A Coruña.  Te esperamos. 


martes, 27 de mayo de 2014

Mujeres cuidadoras de vidas

Bodhisattva en una playa de la isla de Putuoshan, Provincia de Zhejiang, China



He conocido a ingenieros que querían ser pintores, maestros que deseaban ser músicos, artistas que querían ser ingenieros, diseñadores que querían ser cocineros, repartidores que querían ser peluqueros, profesores que querían ser empresarios y personas que querían ser algo distinto que les costaba describir; pero, sobre todo, mujeres cuidadoras de vidas a las que se les pasa la suya tan rápidamente que lamentan no haber podido aspirar a ser también para sí mismas.


                                    Remedios Zafra

jueves, 22 de mayo de 2014

Sorpresas de esas impresas en el corazón que mira


Como un pingback (blog As Crebas del arrebatador poeta de Costa da Morte Miro Villar).
                                          

sábado, 17 de mayo de 2014

Cambios y ceremonias

Agradezco a Julia Sánchez-Cerezo el "pase" de esta foto cuya procedencia desconozco.  Yo solo afinaría esta potente estampa con lo obvio: que hay bastantes excepciones.  "Bastantes", excepcionales excepciones en lo que respecta a la fotografía de la izquierda, aunque todavía no suficientes...


El odio de los chicos era peligroso, era penetrante y vivo, un legado prodigioso, como la espada de Arturo arrancada de la piedra del libro de lectura de séptimo. El odio de las chicas, en comparación, parecía confuso y lacrimógeno, amargamente defensivo.  los chicos se te echaban encima en sus bicicletas y hendían el aire por donde habías pasado, grandiosamente, sin piedad, como si lamentaran no tener cuchillos en las ruedas. Y decían cualquier cosa.
Decían, en voz baja: "Hola, furcias".
Decían: "Eh, ¿dónde tenéis el agujero de follar?", con un tono de alegre repugnancia.
Decían cosas que te arrebataban la libertad de ser lo que querías, te reducían a lo que ellos veían, y eso solo bastaba para provocarles arcadas.  Mi amiga Naomi y yo nos decíamos: "Haz como que oyes llover", ya que éramos demasiado orgullosas para cruzar la calle y evitarlos.  A veces les contestábamos a gritos: "¡Id a lavaros la boca en el abrevadero, que el agua potable es demasiado buena para vosotros!".
                                  
 Alice Munro: La vida de las mujeres, trad. de Aurora Echevarría, Barcelona, Lumen, 2011, p.173.

viernes, 9 de mayo de 2014

El vigilante

By Nuria Castro
Un microcuento, una suculenta reflexión del más allá (o el más acá) escrita por un participante del Taller de (co)escritura creativa nómada que actualmente imparto:



EL VIGILANTE


Le deseé que tuviera un buen turno, pero como de costumbre no respondió. Inició su ronda entre todos nosotros, ignorándonos una noche más. A pesar del desplante, mi enojo no fue en aumento, pues sé que el tiempo corre en su contra para acabar siendo uno de los nuestros.

Tal vez ignora que disponemos de toda la eternidad.

lunes, 5 de mayo de 2014

En veinte años


Crudo como ceviche de hormiga

como despertar en camilla y viva

como nacer...

                              

como un poema de Elke Erb

                                         

En veinte años



me pondré vieja, ¿eh? Es decir, achacosa,
debilucha, tendré lagunas de memoria,
de percepción, más que casuales, sí seguro:

sistemáticas, casi.
Los tales agujeros, como apolilladuras,

serán por otro lado, sin embargo,
concentraciones de tejido-pero sólo agujeros para mí-
indisolubles,
impenetrables nudos.  Y yo en medio.

Desde que puedo pensar, un vocerío siempre,
cuando consigo ir a alguna parte, de alguna parte
(inesperadamente) a alguna parte.

Habré compuesto, hilado, este ir,
de por vida, en un texto, pluscuamperfectamente.

Así percibiré, con todo, de modo duradero también,
cada vez más agudo, más rápido que ahora & de por vida,
lo que, espesado, permanece,
en tanto que yo amenguo.

Amenguo, me paro más y más, de pie, me pasmo
y se acabó.  Me doy la vuelta, ¿igual que ante puertas cerradas?

Estar ausente, al fin, igual que siglas
de perspectivas que me rebasaron

estando ya en el mundo, de pasado imperfecto.
Valor de soldado en campaña, resignado a su sino.

Igual que comadreja, que sea, claramente,
lo mismo que el arroyo: agua resplandeciente.

No escucharé las cosas indigestas
que se digan.  Materia pura, cállate.

Agujeros semánticos, dura traba del ser
(inalcanzables bocados de contrarios).  Sirven,
unidos entre sí, como una jaula

(o sólo los enlaces, sin nudo), y allá adentro,
metido en un rincón, el pollo intimidado

(y que revolotea, si alguien viene,
con alas recortadas.

Como acosado.)
Como aterrorizado.

Las miradas de la anciana, pequeñas, se deslizan,
a menudo lo he visto.  Así anda errante,

estupefacta,
pues no es ya la perdiz de las estepas.
Ça ira.



jueves, 1 de mayo de 2014