lunes, 21 de julio de 2014

Linda y los lobos de mar



Veinte años después

todavía estalla
en nervio dinamita

cuando un ademán la acecha
impetuoso
más cerca, más enérgico
de lo esperado


pero camina descalza
y crujen las dunas...
por las noches, compone
la canción de la huida
no se acaba más
esta canción de la huida.

como respuesta al silencio
que reclama la tribu


se levanta al primer quejido
de la gaviota hambrienta
y busca su golpe
busca curar su golpe,
hematoma furioso
en su destierro.

Saben que vive sola, que envió
a sus hijas al otro lado del Río
que se alimenta de espinas
y le huye al agua
porque los días muchos
en que sentía su puño
seco como cráneo
en sus ojos
en su estómago...
la tribu la sumergía 
para que se calmara
en el Río...


Cuánta sangre lavada
Cuánto Río de Plata
pero sin agua, para contarle
a sus nietos.









viernes, 18 de julio de 2014

Juguete de otros

Mumamel




se derretía
la androide
cuando despertó.

sábado, 12 de julio de 2014

Adiós Adiós

By Andrés Mariani



X. Childe-Harold tenía una madre, y no la había olvidado, pero evitó el despedirse de ella.  Tenía una hermana querida, pero no la vio antes de dar comienzo a su larga peregrinación.  Si tenía amigos, no abrazó a ninguno de ellos.  No deduzcáis de aquí, sin embargo, que su corazón era un corazón de acero.  Vosotros, los que sabéis amar, probaréis cuán cruelmente estos adioses destrozan el corazón de los que esperan que calmarán sus pesares.

LORD BYRON


lunes, 7 de julio de 2014

Gràn

Distrito de Zhapei, Shanghái, 2011 (a pocos pasos de lo que por un tiempo fue nuestro hogar)







                      Grande es algo más
                      vence
                      cuando lo invisible
                      logra talla
 

viernes, 4 de julio de 2014

¿Invasores?

Olot, 2013




Comparto este microcuento de uno de los participantes del Taller de creación textual que actualmente imparto, quien ha sido premiado con el segundo premio en la II Edición de Microrrelatos del  Museu Marítim de Barcelona:




¿INVASORES?

-¡Papá, papá, vienen los vikingos! –afirmó el niño señalando a la lejanía.
-No hijo. ¡Ya no hay vikingos! –aclaró su padre, retirándose las gafas de lectura.
-Sí papi, son ellos –insistió el chaval-. Navegan en un drakkar. Mira esa enorme vela y cómo agitan las dos grandes filas de remos. Creo que se están preparando sobre cubierta para invadirnos.
-¡Hijo, qué ya no existen los vikingos! –exclamó el hombre ante la terquedad de aquellos seis años.
El pequeño, dubitativo, oteó la lejanía con la esperanza puesta todavía en el equívoco de su padre.
Cuando alcanzó la orilla aquella balsa destartalada, mantenida a flote a base de remiendos y expectativas, una docena de jóvenes de color extenuados saltó eufórica sobre las olas para besar la arena. 
Por fin habían logrado convertirse en conquistadores de un nuevo mundo. De una nueva vida.