sábado, 30 de noviembre de 2013

De charla con Andrés Mariani


Noel Méndez



Las noches del barrio de Marina en Barcelona, no serían lo que son sin un local donde se condensa buena parte de la música paralela de estos tiempos: El Bar Ceferino, justo al lado de la discoteca Razzmatazz. El Ceferino es uno de esos bares donde se aprecia en poco espacio, la historia de buenas bandas que han pasado por allí, así como fetiches de las mismas y de su abundante clientela, tragos de hierbas mágicas que sientan de maravilla al cuerpo, y un ambiente cercano, de esos que sólo se encuentran en los bares de pueblo. Allí tuve la suerte de ver en más de una ocasión, conciertos del catalán uruguayo Andrés Mariani quien va adquiriendo a lo largo de los años, una voz muy propia dentro de sus tonos graves y rasposos que evocan a los cantantes del desierto de ahora y de siempre, además de unas melodías de guitarra más meditadas, en un ámbito de canción melódica alternativa, con matices hardcore y otras rarezas que merecen la pena ser escuchadas...




R: Llevas tiempo dando conciertos, y empezaste de una manera muy lúdica, en un momento de gran efervescencia creativa, en el Barrio de Gràcia si no me equivoco, cantando en las preciosas plazas de este barrio con tu equipo a cuestas. Varias bandas han empezado (y muchas no han abandonado, caso del dúo gallego Escuchando Elefantes; en la calle). ¿Sigues interactuando con la gente cantando en la calle? De no ser así, ¿hay alguna razón para que lo hayas dejado de hacer?



A: Empecé a dar conciertos con mi primera banda Karnabal en Barcelona hará quince años. Luego, más tarde, hará como seis años atrás, empecé también a tocar en la calle con amplificación. Una y otra cosa las he ido haciendo, pero lo de tocar en la calle me da palo muchas veces porque depende de donde toques, te echa la policía.



R: Hay algunos cambios entre tus primeros trabajos y este último: "Metamorfosis". Se advierten texturas más ricas en éste, y un equilibrio mayor entre el sonido "pesado" y las melodías, que ganan en estabilidad y armonía, también unas letras centradas en temas filosóficos, aunque el amor de pareja siempre parece ser la lana madre que une el tejido. ¿Cómo ha sido el proceso de sacar este disco adelante en comparación con trabajos anteriores?



A: Mmm... eres muy graciosa... me río porque me hace gracia este tipo de preguntas. Bueno, he grabado muchas maquetas, pero Metamorfosis es para mí el primer trabajo con cara y ojos que presento, y es a partir de que mi apellido es el nombre del proyecto, y también porque he grabado unos temas que pienso tienen una buena conexión entre sí, además de expresar lo que en su debido momento quería exponer. Lo del amor de pareja te lo has inventado tú. En mis canciones no hablo del amor de pareja, hablo de amor, pero no de pareja.



R: Sí, es cierto, más bien quise decir el amor en sentido sensual-erótico, pero tienes razón, la lana madre a la que me refería es el amor en sentido global, y ese por suerte, es el que abordas tú. En temas como "Regeneración" hablas de otra forma de vivir, y esta idea se repite en otras canciones. Es como si además de hacer referencia a la atracción amorosa, también de paso lanzaras mensajes críticos sobre la sociedad actual. Es evidente que estás muy interesado en los movimientos sociales y en el trabajo diario de las redes tecnológicas para lograr avances en torno a un futuro más igualitario, ¿qué dirías al respecto?



A: Bueno... metamorfosis habla de regeneración y de cambios entre otras cosas, pero cada uno hace su proceso. Creo que este momento es bastante complicado a nivel social, con muchos conflictos y mucha injusticia. Es interesante el trabajo que se hace a través de internet o a través de pequeñas agrupaciones en muchos y diferentes campos, ya sea el artístico o el periodístico.





R: Sé que hay una relación muy unida entre el Bar Ceferino y tú. Habla un poco de cuándo y cómo comenzó esta unión que adivino tan especial para ti...



A: Mmm... bueno, la verdad Rosanna es que el bar Ceferino es una sala de conciertos que está muy bien, pero no hay una relación especial entre ellos y yo. Los conozco porque he tocado bastantes veces, y me gusta porque es una sala pequeña y la gente que la lleva es simpática y tal, pero no hay más. Por otra parte, decirte que hay una sala en Badalona que se llama Estraperlo que trae a un montón de grupos interesantes, y quizás por esta razón, últimamente la visito bastante... en diciembre tocan Agnostic Front.



R: Jaja, qué pena que no haya una relación especial entre el Bar Ceferino y tú. ¡Visqui el Bar Ceferino! ¿Qué bandas tanto autóctonas como extranjeras sientes que te han influenciado más? aunque sé que es una pregunta bastante retórica, no deja de ser por ello inevitable, ¿por qué estilos te sientes más atraido?



A: Básicamente el rock. Grupos como los Sonics, The Cramps, Kyuss, Ben Harper, L7, Tool... pero no me fijo solo en la música anglosajona para motivarme. Me pone como una moto escuchar boleros, bossa nova, rumba o flamenco. Aunque también escucho mucho música de piano tipo Satie o Chopin, pero soy un tío abierto de mente, y me gustan también bandas de metal, rap, reggae o tecno... es importante pararte a escuchar cualquier estilo de música y prestarle atención, porque solo así los distinguirás de una forma profunda y tendrán equilibrio con tus estados de ánimo. Cualquier melodía puede ser interesante.



R: Cierto lo que dices. En ámbitos como la música continúa habiendo mucho prejuicio, y no todo el mundo es capaz de encontrarle el puntillo interesante a cualquier melodía musical. Esto tiene que ver con mirar con otros ojos que no son los propios, algo fundamental. Temas como "te llevo conmigo", están llenos de esa fuerza grunge tan característica de Seattle. Si tuvieras que nombrar otra ciudad con sello rockero como puede ser Seattle, ¿nombrarías otra?



A: Memphis o Georgia... las raíces provienen de ciudades o regiones como esas.



R: Totalmente de acuerdo, sobre todo Georgia, tierra de una gran diva: Cat Power...





Andrés Mariani



25/11/2013





jueves, 28 de noviembre de 2013

Pequeña demora



Publicación al fin de mi segundo ensayo (Mandala, 2013) pero todavía en proceso de digitalizar el libro... 
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martes, 26 de noviembre de 2013

El hombre con útero

 Un relato corto de la poeta uruguaya-argentina Carolina Sánchez Carrizo, quien además es prima por parte de madre.  Al igual que en las inquietantes historias de Will Self, presenciamos la angustia de lo (no) deseado, la conversión de género, la vida y la muerte amalgamadas en un nudo prieto.  Todo en clave de un humor corrosivo y un final inaudito.

¡La vida misma en lucha inútil, pujando por salir!


 



El hombre con útero

Era joven, con un buen trabajo y treinta y ocho años de vida gastados la mitad de ellos en mujeres en varios sentidos como el económico y el desgaste corporal.

Había adquirido un departamento sólo para sus encuentros breves y sin compromisos…y sin piedad para aquellas que sí se ilusionaban con su amor y él despedía de su vida después de una o dos noches de "amor”.

Se sintió mal un día… Pensó que era de beber mucho alcohol todas las noches de la última semana.

Mas no era su estómago…Dios se había apiadado de él y la ecografía fue la clara imposición de un útero cuya forma de pera clarita dejó boquiabierto y asustado al médico.

Entonces, ante sus irresistibles encuentros con mujeres quedó embarazado, mas los bebés morían por falta de orificio para nacer.
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domingo, 24 de noviembre de 2013

Libros y libres



Y leía, leía, leía.                  Leía para salvar mi vida...          Doris Lessing
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viernes, 22 de noviembre de 2013

Taller otoñal de (co) escritura creativa en A Coruña





Para este otoño continúa la propuesta de escritura itinerante... aunque de base en A coruña.  Lecturas de los ocho continentes se comparten al calor de un  buen café y en el mejor de los casos sucuelentas castañas.  Seremos pura oreja hacia aquel texto que tenías escondido en el lugar que solo tú creías saber.  A partir de tres escribientes, dispondremos de local.   Mientras tanto, somos mínima pero lo importante es ir siendo...


romoreda@hotmail.com
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martes, 19 de noviembre de 2013

E o máis pequeno Farruquiño

-Esperanza, ¿onde vas con eses rapaces tan feitiños?


-Vou camiño da escola.

-¿Son os teus fillos?

-Si señora, son os meus fillos. Estes dous do meu marido, estes tres son de mozos que eu tiven de solteira, pois a nai que un fillo despreza non é muller. ¿Non si?

-Si, es unha boa nai e os teus fillos son moi feitos. Este louro de ollos azuis, ¿como se chama?

-Este meiguiño chámase Xoán, este Manuel, esta Esperanciña, estoutro Xosé e o máis pequeno Farruquiño.





Syra Alonso





Diarios






miércoles, 13 de noviembre de 2013

El espejo

Desde Uruguay, el país pequeño de las casas bajas,

un relato grande de Andrea Tato...

Foto de Zaida Fernández



EL ESPEJO






Ella se vestía todos los días delante del espejo antes de irse a trabajar. Se maquillaba, peinaba, arreglaba, haciendo el esfuerzo de transformar una cara que ya no era la suya, que intentaba decirle algo que no podía entender pero le dolía.

Sus ojos se endurecían congelados debajo del rimel. Su piel otrora rosada, tenía un color que era imposible definir. Sus labios eran tan solo una raya debajo de la nariz. Su cuerpo un esqueleto con carne que sostenía la ropa que compraba en cómodas cuotas sin recargo.

Un frío le recorrió la espalda. Quiso llorar pero no pudo, hacía tiempo que había olvidado cómo hacerlo. Intentó sonreír mientras se aplicaba el lápiz labial pero se dio cuenta que no tenía la más pálida idea de cómo hacerlo. Tuvo que conformarse con mover la cabeza.

Se alejó del espejo y miró por la ventana. La gente caminaba presurosa, los autos tocaban bocina. Unos niños gritaban. El cielo gris envolvía todo. A lo lejos se oía una televisión parloteando, prometiendo lo que nunca iría a cumplir.

Miró el reloj, en cinco minutos pasaría el ómnibus. Tomó la cartera, el abrigo, las llaves, se miró una última vez en el espejo y se fue.

Unas diez horas más tarde regresó. Encendió la luz. La casa vacía parecía bostezar. Todo estaba exactamente como lo dejó. Las sillas alineadas a la mesa. El sofá envejecido. Las paredes mudas.

Dejó el abrigo y la cartera sobre la cama y se miró en el espejo una vez más. Estaba casi igual. La diferencia eran unas ojeras que se dibujaban amenazando cubrir toda la cara. Hizo una mueca y se dirigió a la cocina. Abrió la heladera y preparó algo rápido para comer. Encendió el televisor y se sentó a la mesa. Mecánicamente el tenedor iba del plato a su boca. Los ojos fijos en la pantalla. Risas y llantos ajenos inundaban la casa. Al terminar se lavó los dientes y fue a dormir, pero le costó conciliar el sueño.

Repentinamente vinieron a su cabeza imágenes de otro tiempo, cuando era niña y jugaba con otros niños. En ese entonces podía reír y llorar con facilidad. Corría por la vereda, alegre, sentía el viento en su cara que la despeinaba. Sus padres la miraban sonriendo.

En la cama, bajo las sábanas, por fin logró cerrar los ojos. Hubiera jurado que sus mejillas estaban húmedas al despertar. Enseguida se lavó la cara. Tomó un café instantáneo y comenzó a vestirse frente al espejo. Mientras se ponía la blusa creyó ver una cara idéntica a la suya que le sonreía. Pero ella no movía los labios. Le pareció extraño. Tímidamente tocó esa otra cara. Se sorprendió al notar que el espejo estaba acuoso, tibio. Apoyó con un poco más de fuerza el dedo. De pronto la uña desapareció tras el reflejo. Violentamente retiró la mano. La otra cara continuaba sonriendo. Su corazón latía con fuerza. Retrocedió unos pasos. Observó la cartera y el abrigo sobre la cama. Nuevamente miró la otra cara. Lentamente se acercó al espejo. La casa estaba en silencio. Más allá de la ventana se oía una canción desde una radio.

Titubeando apenas, introdujo su mano en el espejo, luego una pierna, la otra mano, el torso, la otra pierna. Finalmente cerró los ojos y se fue.





Andrea Tato


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lunes, 11 de noviembre de 2013

Yo, cactus

Grande descubrimiento el de hoy: la poesía de la chilena Alejandra del Río, de esa que se come...
YO CACTUS




I



Yo no soy moderna

o tal vez lo soy. Vivo con mi sangre puesta

goteando encima de las cosas

en una absurda imitación del universo.

Yo no llevo guantes ni ropa blanca

cuando toco metales

cuando escarbo en las miradas

y me seduce el olor cuando fermenta.

La palabra es una viga

donde posan su alma los muertos

el verbo una cornisa en movimiento

y mi oscura vitalidad

el camino que no cesa.

Acaso me hablaré de ese silencio.

Acaso alguna vez poder vestirme del vacío

sonreír desde la mueca.

Acaso cegar el mundo con los ojos abiertos.

Ser siempre lo que no soy

-muriendo en cada intento-

a espaldas del reloj que avanza.







 

jueves, 7 de noviembre de 2013

Cubierta de próxima publicación


A cargo de la ilustradora Nuria Castro.  Esta en principio será la versión definitiva...

domingo, 3 de noviembre de 2013

Mi próxima publicación: Confesiones de una lǎowài en el país del té

En cuestión de días sale a la luz mi segundo ensayo que será publicado por la Editorial Mandala (Madrid).