martes, 31 de julio de 2012

Sueños chinos ( ) Julia Sánchez-Cerezo





Cabezadita en bici

Julia Sánchez-Cerezo, madrileña, profesora apasionada y aventurera, radicada en Shanghai desde hace 4 años, acostumbra a salir en su bicicleta suicida y hacer largos recorridos por las callejuelas más innacesibles de la ciudad de las luces asiática, entre un tráfico tan surrealista como saturado e intrépido.


Dependienta de reprografía



 
  De tales emocionantes incursiones surgen estas fotos de mujeres y hombres chinos/as durmiendo.  La naturalidad con que las personas de este país adoptan una necesidad básica y placentera como es el dormir, en cualquier lado, desde una tienda de peces, (y es al dependiente también al que podemos encontrar durmiendo)  hasta una clase de universidad, una cola de un espectáculo... evidencian una despreocupación y liberación del cuerpo mucho mayor que la occidental.





El niño de la espina


  Esta y otras costumbres ayudan a desmontar el mito de la excesiva rigidez china.
 La apropiación del sí mismo de hecho, debería comenzar por la apropiación del "propio" cuerpo...




Leyendo


miércoles, 25 de julio de 2012

Una palabra tuya de Elvira Lindo: Humor, prejuicios y género





Foto: Mumamel   mumamel@yahoo.es
                                                                              
                                                                                                                 
                                                                                                                        A Julia




La literatura es un terreno donde el lenguaje corre con la melena libre al viento, esta condición es mágica y funesta a la vez.  En la literatura como en ninguna otra instancia, se funden pensamientos que provienen de realidades, donde no se distinguen bandos, donde tangible e imaginario entran en dimensión propia porque en literatura no existe ese límite en ocasiones oportuno entre real e imaginario, entre mentira o verdad, entre el bien y el mal.  Otra gran proeza vendada de azar.

Cuando las mujeres escriben sobre otras, lo más grato es escuchar voces propias, y en palabras de bell hooks1, algo así como desprendernos no sólo de nuestro color de piel, sino de ese pretendido privilegio de vida en burbuja, para hablar en voz de esas otras.   Esto siempre después de escuchar sin abrir la boca a las que no hablan, a aquellas que son como nosotras, pero que nunca hemos dejado hablar, porque no somos iguales sólo por la misma pertenencia al impuesto sistema sexo-género, pues la simple pertenencia a otra clase social nos convierte en curiosidades extrañas para aquellas que sufren en carne propia de aquello que otras escriben.  De hecho el esfuerzo de bell hooks en visibilizar a millones de mujeres negras que nunca fueron bien recibidas en el feminismo de blancas y acomodadas mujeres de clase media euroamericana, es fácilmente trasladable al trabajo de una serie de autoras que escriben para las que pertenecen a un delimitado espectro y cuyo campo de actuación puede parecer amplio por provenir de consignas donde impera la libertad de pensamiento, pero en realidad resbala al ignorar o subestimar las voces de vidas más allá de un determinado prisma. En este sentido  las otras son mundos insondables incluso para nosotras, conocidas también como mujeres.

Esto pretende ser un brevísimo acercamiento a la segmentación de valores, actitudes e ideas en la novela Una palabra tuya de Elvira Lindo2, desde un abordaje crítico e implícito con buena parte del trabajo literario realizado por autoras que reproducen esquemas patriarcales establecidos por lo tanto como válidos en la culturas occidentales.  Teniendo en cuenta que una considerable porción de estos esquemas prefijados perjudican enormemente a las mujeres, y más específicamente a las que no tienen acceso a lo que entendemos por educación formal o intelectual, se vuelve imperiosa una intervención desde la crítica feminista que revierta estas visiones literarias sobre aquellas otras, para colaborar de algún modo en la visibilidad de sus actuaciones, de sus necesidades y designios, de sus voces, en definitiva.  De modo que cuando Lindo expone en el relato citado:

"...Un día muy temprano, pusieron Voulez-vous coucher avec moi. Yo estaba tarareándola porque es una canción que desde que la  bailé en una función de  fin de curso disfrazada de negra con una peluca afro que me compró mi madre siempre me ha dado un buen rollo impresionante..."

Y bastante después:

"...En serio, mi hermana llega de la compra cargada como una burra, como una mujer africana3..."

nos cuestionamos si esta última comparación escrita en estos tiempos no será algo arriesgada, y nos preguntamos no sólo desde espacios que me niego a llamar académicos, qué pensaría cualquier africana al leer esto, cuestión bastante probable por otro lado en la fecha en que se escribió esta novela, en el 2005.  El problema está en el tratamiento que hace Lindo de la comparación y de los recursos retóricos en general.  En el primer caso, utiliza la parodia de la mujer blanca que se disfraza de mujer negra y se ve a sí misma ridícula al cabo de un tiempo pensando en esta imagen.  Este recorrido alusivo a la etnia-raza, donde se desmonta la visión original, no deja de resultar complejo e interesante, imprescindible por otra parte.  Sin embargo, la nueva alusión a la mujer africana en el segundo ejemplo, ahora resulta inoportuna, pues no existe deconstrucción alguna de la metáfora, por lo tanto se asimila tal como viene, como la imagen arquetípica de las africanas en el imaginario occidental, del todo simplista.  Pensemos que probablemente se trate de un descuido en el detalle, pues el objetivo de esta revisión no es en absoluto el desmerecimiento de una obra que no deja de ser analítica con un tipo de perspectiva femenina, la voz de una protagonista de clase trabajadora, sujeto-que se produce a sí misma discursivamente, en términos de Rosa María Rodríguez Magda4.  No obstante este descuido nace precisamente en la imagen sellada de la otredad en su significación negativa, actitud que continúa estando muy frecuente en las relaciones humanas y es por ello que salta la alarma, porque el resultado de estos generalismos fáciles es igual de negativo.

   Debo recalcar que esta línea de pensamiento surge del excelente análisis de la autora Chandra Talpade5, quien se cuestiona de modo brillante hasta qué punto el trabajo de gran parte de la intelectualidad femenina occidental está imbuido de un etnocentrismo endémico y negador, o en el mejor de los casos pa (ma) ternalista con realidades de aquellas que no son occidentales.  Realidades que son metidas a fuerza en la misma bolsa bajo la etiqueta de mujer tercermundista, africana en este caso, como si de un bloque de rasgos y conductas únicas se tratara, ignorando así de este modo la enorme variedad de africanas que existen. Pateando por lo tanto, aunque con ese humor que creemos necesario, y con la mejor de la intenciones, su propia construcción de sujeto mujer. La comparación consecutiva como una burra- como una mujer africana, se presta por otro lado a interpretaciones semióticas en absoluto necesarias, más bien todo lo contrario, nos retrotraen a aquellos fantasmas colonialistas inyectados desde la educación más básica al que por suerte escapan juventudes actuales que precisamente por ello y aunque nos duela, no veneran la identidad.

Un poco más adelante leemos:



"...Eso es lo que les ocurre a las mujeres casadas que no se comen un rosco, que se quedan enseguida embarazadas. Debe ser porque se entregan al polvo con muchas ganas y eso facilita la fecundación. Esto no lo he improvisado sobre la marcha, he leído estadísticas sobre el particular6..."


Teniendo en cuenta que el relato está escrito desde una primera persona con todas las claras características de personaje referente y un gran bagaje que vuelve a esta protagonista muy cercana a las lectoras, estas afirmaciones no resultan excusables.   Pueden extrapolarse del discurso meramente literario, donde como se mencionó al principio, lo real e imaginario se funden, donde por lo tanto no tienen cabida los posicionamientos.  No obstante, aun en el texto más surrealista, se vislumbra algún que otro tipo de posicionamiento, y es por ello que este relato es, como cualquier otro texto, susceptible de crítica en su discurso, cuando se pretende transmitir una idea más allá del humor patético y la ironía.   Es la idea del discurso final la que debe ser puesta en cuestionamiento:  Mujeres casadas que no se comen un rosco, que se quedan enseguida embarazadas.  Aquí estamos frente a otro tipo de fantasma que ataca directamente a las mismas, el fantasma de la abuela que culpa a su nieta, librando por completo al huidizo progenitor como ente del todo ajeno al mea culpa en el proceso.  El estereotipo milenario de la chica joven y embarazada, que además es sexuada y por lo tanto, merece el castigo, trasladado a pleno siglo XXI.  El embarazo como represalia del deseo sexual femenino.  El Malleus Maleficarum todavía increíblemente presente en voces que pretenden ser liberadoras.  Aunque la narradora se coloca en el cuerpo de una obrera, son evidentes los ecos de tópicos identificatorios que escapan a esta clase, rechina la identificación narradora-obrera por ser los argumentos de la primera demasiado conocidos,aunque no por ello digeridos.

Esto no implica que las mujeres obreras no cuestionen embarazos precoces desde una perspectiva crítica, lo cual es por otra parte fundamental.  Lo que pongo en cuestión es que esta línea de pensamiento es la que perdura desde Eva hasta nuestros días, donde las mujeres se autoinculpan en la procreación, dejando impunes a los hombres, lo cual en el fondo es una construcción de clase educada y sobreeducada, ni mucho menos marginal. Pero que en este relato en específico se coloca en una voz al margen, que no habla con voz propia en todas las instancias y por lo tanto es invisibilizada e invisibilizadora  a su vez de otras voces.  Es un discurso típico, asumido como liberador en aspectos importantes como puede ser la amplia gama de significados anti normativos que expone la protagonista en muchos aspectos, pero que no aporta desde una perspectiva de la igualdad de géneros feliz por no tener en cuenta a la diferencia dentro del género minoritario.  No colabora tampoco en la eliminación de diversos mitos que condenan el actuar de las mujeres, y que por lo tanto no ayuda a borrar los innumerables tabúes sobre la sexualidad de las mismas, sino que los fortifica.  Aunque esta voz protagonista sea ficción y trabajada con grandes matices desde lo ambiguo y lo irónico, es patente una exposición de valores algo homogénea, que se burla, que subestima, generaliza y juzga, pero sobre todo que no incorpora un sentido nuevo al objeto-sujeto burlado, sino que lo utiliza en un tratamiento del mensaje sarcástico, del mismo modo que el discurso establecido.

  Es así que el cliché usado hasta el cansancio de la persona occidental disfrazada de persona negra danzante, el mito de la africana explotada, como si se hablara de una única identidad, la embarazada con sentido de culpa, entre otros, son utilizados de modo que la lectura se vuelve en ocasiones equívoca, por ser ideaciones potentes que han afectado y continúan afectando en la vida de millones de mujeres, y son expuestos sin la vuelta de tuerca necesaria en este tipo de discursos cuestionadores, sin ese plus que convierte al escrito en algo innovador.  Hay quien sostiene al respecto, permitiéndome un stop importante y polémico, que la palabra holocausto debería ser utilizada de manera mucho más restrictiva de lo que es usada en la actualidad, que se toma de manera muy generalizada para hablar de eliminación, precisamente por un respeto a las víctimas.  Recalco que pese a la sutileza, emotividad, detallismo, y atención de Elvira Lindo en agenciar a una protagonista barrendera, dotándola de elementos casi heroicos, y a pesar también de su esfuerzo en colorear el relato con una entrañable y poco habitual jocosidad; se echa de menos en el texto esta misma conciencia para el resto de tantas otras que aparecen de alguna manera en la novela.  Para aquellas casadas a las que se aplica la burla a lo largo del relato pero que agudizando el prensado, veríamos que no se amoldan al estereotipo tan fácilmente, por ejemplo.  También se extraña, una vez que el inexplorado tema del lesbianismo entre amigas se presenta en la novela femenina de una manera natural, como ocurre en el texto que aquí se analiza, una concepción más caleidoscópica, que no dé lugar a maniqueísmos o colores opuestos que tanto abundan en la literatura oficial.   Es por ello que empezando por los ojos, se hace urgente más que nunca poner el oído presto a la escucha, de todas esas voces que todavía no tienen permitido hablar.


 1 hooks, bell. Ain’t I a Woman?: Black Women and Feminism: "One of the twenty most influential women’s books in the last 20 years" by Publishers Weekly 1992. La eliminación de mayúsculas en nombre y apellido es elección de la autora.  Fuente: wikipedia.

2 Lindo, Elvira: Una palabra tuya, Barcelona, Círculo de lectores, 2005, p. 16.

3  Lindo, Elvira: Op. cit., p. 30. 

4 Rodríguez Magda, Rosa María: Foucault y la genealogía de los sexos, Barcelona, Anthropos, 1999, pp. 52-57.   Cit. por Lola Luna, La historia feminista del género y la cuestión del sujeto, Barcelona, Mujeres en red, 2002.

5 Talpade, Chandra: Bajo los ojos de occidente. Academia Feminista y discurso colonial*Artículo publicado en: Liliana Suárez Navaz y Aída Hernández (editoras): Descolonizando el Feminismo: Teorías y Prácticas desde los Márgenes, Madrid, Ed. Cátedra, 2008, traducción de María Vinós.

6  Talpade, Chandra: Ibíd.



Nota:  El texto de Chandra Talpade, me fue facilitado por mi ex compañera del Máster europeo en Estudios de Género Sílvia Alberich, a quien agradezco enormemente el acceso al mismo. 

Este artículo fue publicado en Culturamas: La Revista de información cultural en internet el 9 de septiembre de 2015.

 


 
 

sábado, 21 de julio de 2012

Las trobairitz


Las trobairitz y los orígenes del universo lírico
 de las mujeres de Occidente





-Ricardo Iván Paredes Palacios-



Los conmovedores versos y la sorprendente historia de las trobairitz, las célebres poetas occitanas de la Edad Media, jamás dejan indiferentes al público y a la crítica desde el siglo XII hasta nuestros días. Encendidos elogios, sorpresa, deleite y diatribas misóginas; son algunas de las reacciones que provocan la propuesta estética y temática del primer movimiento de mujeres que componía poemas eróticos e intimistas en Occidente.

La Comtessa de Dia, Tibors, Castelhoza, Garcenda, Azalais de Porcairaguas, Maria de Ventadorm, Clara d’Anduza, la Dama H y Almuc de Castellnou toman como punto de partida el concepto del amor cortés o fin’amors (en lengua provenzal). Sin embargo, no se limitan a repetir moldes fijados por los trobadors, sino que los replantean y dotan a la lírica medieval de un inédito universo femenino, secular y trasgresor. Guilhem de Peiteus (1071-1126), el iniciador de esta revolución cultural, sintetiza el ideario trovadoresco masculino de la siguiente manera:

Totz jois li deu humeliar

e tot’autr’ amors obezir,

midons, per son del acuillir

e per son del douset esgar:

e deu hom mai cent tans durar

qui•l joi de s’amor pot sasis. [Bogin y Badia, 1983: 42-43]

A diferencia de estos versos creados por el primer trobador, quien tiene una visión platónica y mística del amor, las trobairitz no idealizaban las relaciones sobre las que escribían. En sus poemas, el binomio dama-caballero no se configuraba en base a figuras alegóricas, sino reales. Esto significa que ellas no solían recurrir a los códigos ni a los rituales de los caballeros de Occitania. Es el caso de la Comtessa de Dia a través de su célebre Estat ai greu cossirier :

Ben volria mon cavallier

Tener un ser en mos bratz nut,

Qu’el s’en tengra per erubut

Sol qu’a lui fezes cosseillier;

Car plus m’en sui abellida

Non fetz Floris de Blancheflor:

Ieu l’autrei mon cor e m’amor

Mon sen, mon huoills e ma vida.

Cómo querría una tarde tener

A mi caballero, desnudo, entre los brazos,

Y que él se considerase feliz

Con que sólo le hiciese de almohada;

Lo que me deja más encantada

Que Floris de Blancaflor :

Yo le dono mi corazón y mi amor,

Mi razón, mis ojos y mi vida.

[Delgado Suárez, 2006: 4-5]

En palabras de Martín de Riquer: “esta composición constituye una de las más apasionadas poesías que hayan sido escritas por manos femeninas. No se puede pedir mayor sencillez dentro de los ardorosos conceptos con que se expresa la condesa” [Riquer, 1975: 798]. El erudito catalán no acepta la etiqueta de “La Safo provenzal” que se suele poner a la Comtessa de Dia. Hace hincapié en la sencillez del poema, elemento característico de las poetas occitanas, reflejado en el uso de un discurso directo y sin ambigüedades. “A nuestra trobairitz le llegan temas, directa o indirectamente, temas y rasgos que llegan de Ovidio, y se expresa con total sencillez del más puro trovar leu , al mismo tiempo que con gran corrección poética e idiomática e incluso con algún leve artificio versificatorio. El tema de los lausengers adquiere en sus versos un nuevo aspecto al ser desarrollado desde el punto de vista de una mujer que confiesa que es casada. [Riquer, 1975:793].

El caballero pasa a realizar el papel pasivo en la relación y la trobairitz asume el papel activo, la que fija las normas a través de un ingenioso juego de seducción para acceder a los placeres del amor, lo cual significa que hace saltar por los aires todas las costumbres y protocolos de la Edad Media europea prefijado por El Vaticano.

E que jagues ab vos un ser

E qu’ie.us des un bais amoros;

Sapchatz, gran talan n’auria

Qu’ie.us tengues en luoc del marit,

Ab so que m’aguessetz plevit

De far tot so qu’ieu volria.

Bello amigo, amable y bueno,

¿Cuándo os tendré en mi poder?

¡Podría yacer a vuestro lado un atardecer

y podría daros un beso apasionado!

Sabed que tendría gran deseo

De teneros en lugar del marido,

Con la condición de que me concedierais

Hacer todo lo que yo quisiera.

[Delgado Suárez, 2006: 4-5]

La investigadora española Rosario Delgado Suárez define así a la autora provenzal: “la ‘Condesa de Dia’, fue una trobairitz audaz y brillante, auténtica productora, poeta, a partir de un repertorio común a los parámetros poéticos de una época y de una forma de composición tipificada. Pero a su vez, escapa de las voces anónimas, colectivas e impersonales […], es transgresora, descarada, sensible, trágica y dichosa, arrolladora y sutil, una de las grandes trovadoras no justamente valorada por todos, pero indiscutiblemente, una voz excepcional del Medievo, que nos muestra la poesía desde un lado nuevo... el de las mujeres” [Delgado Suárez, 2006:18]. Por su parte, la poesía de Tibors (probablemente la primera maestra del verso occitano en adoptar esta actitud rupturista durante esa época), es otro ejemplo del empleo de este nuevo lenguaje:

Bels dous amics, ben vos pousoc en ver dir

qe anc no fo q’eu estes ses desir,

pos vos conuc ni•us pris per fin amant [Bogin y Badia, 1983: 112]

En los versos de las trobairitz se percibe un sentido confesional, una clara intención de transmitir las emociones y las experiencias vividas de forma urgente a su senhal y a su auditorio. Las secuencias discursivas y las imágenes que ellas expresan están plasmadas con la espontaneidad, el realismo y la frescura que caracterizan a un diario personal. De los textos se desprende que el interés de las poetas provenzales estaba más orientado a manifestar aspectos del plano de la intimidad que a profesionalizar sus reconocidos dones literarios.

Conciben su poesía desde su propio sentir y de esta manera, plasman su peculiaridad, con novedosas marcas personales: se dirigen osadamente al amado usando una fórmula tópica del vocativo, se expresan en primera persona del singular, siendo excepcionalmente cercanas y contrastando claramente con el generalizado plural o el singular estrictamente nominal de los trovadores. Sí, su poesía es más personal, más espontánea, más vibrante y directa, en contrapunto a la “compleja visión poética masculina” [Delgado Suárez, 2006: 18]

Al respecto, Magda Bogin resalta un aspecto importante en la versión catalana de su libro The Women Troubadours (Les trobairitz. Poetes occitanes del segle XII ): “Escrivien en primer persona en un temps en què tot afany artístic era col•lectiu” [Bogin, 1983: 73]. La editora neoyorquina percibe que las trobairitz buscan en sus relaciones dos cosas. En primer lugar, ser tenidas en cuenta por su condición (mujeres y personas individuales) y, en segundo lugar, llevar la voz cantante en la relación que pretenden tener o mantienen con la persona amada. Es decir, una negativa a ser figuras decorativas o idealizadas por los trobadors. Ellas se decantaban por lo real.

En les tensons de Guilhelma de Rosers, Dama H. i Maria de Ventadorn són expressats per aquestes dones tres punts de vista molt diferents, però en totes tres poesies les dones lluiten per a perquè es reconegui una existència real com a oposició a una simbòlica [Bogin,1983: 77]

Magda Bogin pone como muestra una tenso compuesta por la Dama H. y que representa un diálogo con su amigo y pretendiente, Rosin, seguidor de los códigos de conducta de la nobleza provenzal. Ella critica abiertamente la presunta cobardía del joven caballero, que no le declara su amor, a pesar de que la poeta le expresa su aprecio y le sugiere tener un romance:

A fins amic non tol paors,

Rosin, de penre jauziments,

que•l decir e•l sobretalents

lo destreng tan que per clamors. [Dama H., 1983: 172]

En la poesía de los trobadors es frecuente la aparición de la figura del caballero que no transmite directamente su deseo y afecto a la dama. Bernart de Ventadorn [1147-1170] manifiesta una situación relacionada con la falta de valor en el fragmento que vendrá a continuación. El caballero-trobador expresa ante un auditorio sus sentimientos a la amada y su voluntad de ponerse al servicio de ella, pero el poeta aún no ha “osado” hablarle de sus sentimientos ni le pide nada a cambio:

Tan am midons e la tenh car,

e tan la dop’t e la rebland

c’anc de me no•lh quer ni auzei parlar,

ni re no•lh quer ni re no•lh man [Bogin y Badia, 1983: 52]

A la hora de componer versos y melodías, el poeta suele centrarse en damas imaginarias y en dar cuenta de su predisposición desmesurada para amar a las mujeres de forma platónica y mística. Es decir, los motz están direccionados hacia lo abstracto. Se evita lo concreto. En Farai un vers de dret nien, Guilhem de Pietous canta a una dama que nunca vio y ama “mucho”. “Nunca tuve de ella favor ni me hizo ofensa. Porque sé de una más gentil, más hermosa y que vale más”. Se trata de una persona inexistente que de pronto pasa a ser comparada con una segunda que es imaginaria:

Anc no la vi et am la fort ;

anc no n’aic dreit ni ni no•m fes tort

quan no la vei, be m’en deport ;

no•m prez un jau :

qu’ie•n sai gensor e belazor,

e que mais vau. [VV. AA, 1982:24]

A pesar de la amistad y los vínculos familiares, la mayoría de las integrantes del movimiento de las trobairitz pone en tela de juicio el discurso desprendido y protocolario del amor cortés de sus pares varones y lo considera un juego de apariencias sociales. Como el poema de Castelhoza que plantea la existencia de un caballero que la corteja y que le gusta, pero al que rechaza a causa de su deslealtad y de sus mentiras.

Amics, s’ie•us troves avinen,

humil e franc e de bona merce,

he•us amera, quan era m’en sove

que•us trob vas mi mal e fellon e tric

[Bogin y Badia, 1983: 150]

La célebre Comtessa de Dia se suma a la larga lista de poesías que hablan de engaño y traición por parte de los hombres:

A chantar m’er de so qu’ieu non volvria,

Tan me rancur de lui cui sui amia,

Car ieu l’am mais que nuilla ren que sia:

Vas lui no .m val merces ni cortesía

Ni ma beltatz ni mos pret ni mos sens,

C’atressi .m sui enganad’e trahïa

Com degr’ esser, s’ieu fos desavinens.

Ahora deberé cantar de lo que no querría,

Tanto me lamento del que no soy amiga,

Pues le amo más que a cualquier cosa en el mundo

Pero no valen ante él ni la piedad ni la cortesía

Ni mi belleza ni mi valor ni mi juicio,

Porque soy engañada y traicionada

Como sucedería si fuera poco agraciada.

[Delgado, 2006: 11-12]

¿Por qué en Occitania y no en otro lugar de Europa surgió un movimiento poético de mujeres? La explicación pasa por entender el contexto histórico del siglo XII. En aquella época los conceptos de amor y de matrimonio no eran compatibles. La unión conyugal era un contrato político y económico destinado a reforzar alianzas y extender la propiedad de la tierra de la aristocracia feudal. La mujer representaba una entidad jurídica en la Edad Media y no tenía la libertad de elegir su destino. No obstante, el surgimiento del amor cortés, que propone la veneración de la dama, significa una subversión de todo el pensamiento y de las costumbres clásicas (greco-latinas) y del cristianismo primitivo que consideraba a la mujer un ser inferior y maléfico:

L’església catòlica considerava les dones com encarnacions d’Eva, “la primera pecadora”. Sant Jeroni, el misógin més assenyalat de tots els temps, considerava la dona com “la porta del demoni, la patrona de la perversitat, la mossegada de la serpent” [Bogin, 1983:12]

El germen de la fin’amors se propagó por todos los reinos de Europa occidental. Como consecuencia de las primeras cruzadas, de la expansión del comercio, de la convivencia pacífica entre las comunidades de católicos y de cátaros , la Occitania se convirtió en un territorio propicio para el desarrollo de los primeros movimientos culturales de carácter secular y laico del Viejo Mundo. A diferencia de otras tierras, en la Provenza la situación de la mujer era otra: tenía acceso a la propiedad y a la herencia de bienes. Además, podían ejercer la autoridad y tomar las riendas de sus feudos, mientras sus padres o maridos estaban combatiendo en las cruzadas. Inclusive dentro de la jerarquía cátara, las mujeres podían realizar oficios religiosos y rituales. Todo este clima de apertura social (generado por la aparición de la burguesía y el capitalismo primitivo), no era bien visto por la iglesia católica. Sin embargo, el amor cortés influirá poderosamente en el Renacimiento italiano a través de Dante y Petrarca, quienes cantan al amor como la experiencia suprema de la vida y pone a la mujer como inspiradora, guía y la redentora espiritual del hombre (Beatriz y Laura). El amor pasa a ser el tema central de la literatura de Occidente.

En relación a las críticas hechas a las trobairitz, estas suelen tener dos direcciones. Por un lado, están los que sostienen que la obra de ellas es solamente la reproducción de los moldes estéticos establecidos por los primeros trobadors. Entre los que defienden está posición se encuentra Alfred Jeanroy, quien llama a las poetas provenzales: “esclavas de la tradición” y considera que usan fórmulas corrientes, agotan los temas del “modus operandi” masculino, y que se limitaban a copiar sus clichés y dar la vuelta a los roles de los personajes trovadorescos. Magda Bogin y Delgado Suárez coinciden en que Jeanroy se equivoca y que sus comentarios son estereotipados, carecen de esfuerzo analítico y desconoce el tema.

Por otro lado, están los críticos que no dan ninguna importancia al legado de las trobairitz. Es el caso del ensayista catalán Josep Coll i Vehí, quien asegura que “Si esto no debe tomarse en serio, si no es más que una ficción poética, confesemos que se usaba y abusaba del quidlibet audendi , sin consideración ninguna al pudor” [Coll i Vehí, 1861:53]. El autor minimiza completamente la creación de las poetas. Al respecto, Isabel de Riquer resalta los aportes del estudioso gironés en sus investigaciones sobre diversos aspectos de la literatura occitana, pero critica la escasa información que tiene con respecto a las trobairitz y el poco rigor filológico de su trabajo académico (poesías incompletas, sin orden cronológico y textos sin traducir).

En conclusión, estamos frente a las trobairitz, el movimiento pionero de las mujeres poetas de Occidente, una corriente vanguardista, poco estudiada, transgresora, espontánea y sensual que desde la Occitania del siglo XXI ha esparcido las semillas de la lírica femenina por todos los fértiles campos de la literatura y cuyos frutos florecen en todas las estaciones del arte universal de las palabras.



Bibliografía

BOGIN, Magda y BADIA, Alfred, Les trobairitz. Poetes occitanes del segle XII, La Sal, Ediciones de les dones, Barcelona, 1983.

CAMPROUX, Charles, Le joy d’amor des troubadours, Montpellier, 1965

COLL I VEHI Josep, La sátira provenzal, Imprenta y estereotipia de M. Rivadeneyra, Madrid, 1861.

DELGADO SUÁREZ, Rosario, “Breve estudio en torno a la Condesa de Dia”, Revista Especulo número 32, Madrid, 2006.

RIQUER, Isabel de, “Las trobairitz provenzales en el fin de siglo”, Lectora: revista de dones i textualitat, Núm. 3, Barcelona, 1997.

RIQUER, Martín de, Los trovadores, II. Historia literaria y textos, Editorial Ariel, Barcelona, 1975.

VV.AA, Poesia trovadoresca. Les millors obres de la literatura universal, Edicions 62, Barcelona, 1982


Este artículo fue publicado originariamente por el autor en la revista digital de crítica literaria Pliego suelto correspondiente al número de Mayo del 2011.


domingo, 15 de julio de 2012

Somnífer







        Cortesía de Fernando Garcia Domingo



Espero que la nit reposi sobre mi.

Tan sols el pes de la nit

podria elevar els ponts que uneixen

la vigilia i els somnis.

Però la nit

em sosté desperta entre les seves carns.


Ella és més gran que jo

però no puc

succionar dels seus pits les paraules.

No puc fer-te cas i rondar

entre les roselles de la nit.

Ara una pols d'adormidera penetra la meva sang

obligant-me a caure entre coixins de mort sobtada.

                                                        Magdalena Rodríguez


miércoles, 11 de julio de 2012

Denuding thoughts


Foto: cortesía de Masatora

     Fatuous anxiety

          Afraid of the red, ripe heart

                 the leaves will think back

                   

sábado, 7 de julio de 2012

El ojo que piensa


Link a la interesantísima revista de cine iberoamericano el ojo que piensa


Porque es emocionante encontrar en la salvaje información de Internet tal y como diría Umberto Eco, una excelente revista de la existencia más allá del cristal...






lunes, 2 de julio de 2012

Breve Historia (tiempo mítico) de las mujeres/hombres





                                                           Cortesía de foto: Mumamel  mumamel@yahoo.es

Así nos habla de la sexualidad de los guedenianos y de su maravilloso Mundo de Invierno Ursula K. Le Guin en un libro donde el pasado y el futuro se mezclan para conformar un universo donde impera el amor, pero un amor diferente, de más amplio espectro. Y la humanidad observadora aprende y se asombra de unos seres donde en su Planeta viven como nos gustaría vivir a nosotras, recurso frecuente en la Ciencia Ficción:



“… Considérese: Cualquiera puede cambiarse en cualquiera de los dos sexos. Esto parece simple, pero los efectos psicológicos son incalculables. El hecho de que cualquiera entre los diecisiete y los treinta y cinco años, aproximadamente, pueda sentirse “atado a la crianza de los niños” (como dice Nim) implica que nadie está tan “atado” aquí como pueden estarlo, psicológica o físicamente, las mujeres de otras partes. Las cargas y los privilegios son compartidos con bastante equidad: todos corren los mismos riesgos o tienen que afrontar las mismas decisiones. Por lo tanto nadie es aquí tan libre como un hombre libre de cualquier otra parte. Considérese: No hay imposición sexual, no hay violaciones. Como en la mayoría de los mamíferos no humanos el coito implica una invitación y un consentimiento mutuos; de otro modo no es posible. La seducción es por supuesto posible, pero sólo con un extraordinario sentido de la oportunidad. Considérese: No hay división de la humanidad en dos partes: fuerte/débil; protector/protegido; dominante/sumiso; sujeto de propiedad/objeto de propiedad; activo/pasivo. En verdad toda esa tendencia al dualismo que empapa el pensamiento humano se encuentra aminorada, o cambiada, en Invierno. Lo que sigue ha de incluirse en mis directivas últimas: cuando uno se encuentra con un guedeniano no puede comportarse, ni deberá hacerlo, como un ser bisexual normal: esto es considerar al guedeniano hombre o mujer, y adoptar uno mismo el rol opuesto correspondiente, de acuerdo con las propias expectativas acerca de la estructura o interacciones posibles entre personas del mismo o de distinto sexo. Todas nuestras formas de interacción sociosexual son aquí desconocidas. No les es posible a los guedenianos entrar en el juego. No se ven a sí mismos como hombres o mujeres. Sí, ni siquiera alcanzamos a imaginarlo, y ya lo rechazamos como imposible. ¿ Qué es lo primero que preguntamos cuando nace un niño ? (…)2 Un hombre desea que se tenga en cuenta su virilidad, una mujer desea que se aprecie su femineidad, por más indirectos y sutiles que sean este tener en cuenta estas apreciaciones. En Invierno no existen. Uno es respetado y juzgado sólo como ser humano. La experiencia es asombrosa. (…) Otra hipótesis sobre el objeto del posible experimento: la eliminación de la guerra. ¿Creían los antiguos hainis que la capacidad sexual continua y la opresión sexual organizada, atributos que no se encuentran en otros mamíferos que el hombre, son causa y efecto? O, como opina Tumass Song Angot, ¿consideraban quizá que la guerra es una actividad de desplazamiento puramente masculina, una vasta violación, y decidieron así eliminar la masculinidad que viola y la femineidad que es violada? Dios lo sabe. El hecho es que los guedenianos, aunque extremadamente competitivos (como lo prueban los elaborados medios sociales que invitan a luchas de prestigio, etc.) no parecen ser muy agresivos; por lo menos y hasta ahora, no han tenido nunca algo que pudiera llamarse una guerra. Se matan a veces, y rápidamente, de uno a uno o de a dos, rara vez de a diez o veinte; nunca de a cien o mil. ¿Por qué?



Esta asimilación final de la guerra a la masculinidad es una de las ideas a la que se adhieren las feministas de la diferencia. Pero lo que aquí interesa es la presencia de la ambigüedad sexual en seres no terrestres en esta maravillosa novela de ciencia ficción, simbolizando así una sociedad utópica en que las personas no se definirían por su sexo biológico; pudiendo elegir libremente no sólo su sexo sino también su sexualidad. No es coincidencia que La mano izquierda de la oscuridad haya sido escrita a fines de los años 60. Muchas novelas relativas a la defensa de la homosexualidad, de las sexualidades abiertas en general, fueron escritas en esta época, plena de ideas de cambios y de libertades en general...
 
 


1 La mano izquierda de la oscuridad, Barcelona, Booket (Minotauro), 2008, pp: 108-111.

2 Esta es la pregunta obligada por cierto, de la cual se queja la madre de Álex, la protagonista de la excelente película argentina XXY por ser la pregunta tipo que se le hace a todas las embarazadas y en el momento del parto.  Vemos que la polarización en torno al sexo aparece desde el momento del nacimiento. Es difícil escapar a las categorizaciones de opuestos de los que se alimentaría en palabras de M.  Foucault nuevamente  la hipótesis represiva: prohibiciones, rechazos, censuras, denegaciones…fundamentales en el mantenimiento del discurso hegemónico.  La historia de la sexualidad.  Tomo I. La voluntad de saber,  Madrid, S.XXI, 2005.