lunes, 28 de agosto de 2023

Un beso es mucho más que eso


¡Es un símbolo potentísimo de lo que representa nuestra exposición constante a situaciones indeseables por parte de machirulos que siguen siendo plaga!  Aquello de "no es para tanto", no cuenta en absoluto, pues con el dejar pasar, jamás llegaremos al respeto, a una igualdad de derechos entre ellos y nosotras efectiva. También las palabras y los gestos por parte de varones que se lucen con los peores códigos del machismo más deleznable, son de juzgar. Esta situación trajo a mi mente de forma automática, un suceso muy repugnante vivido hace unos años con un señor que bloqueé de mi vida para siempre. Si bien no llegó a los besos (que yo sepa) con alguien que se decía "mi amiga", y además "feminista" y que por supuesto no es ninguna de las dos cosas, sí que llegó a comentarios muy acosadores, a la violencia sexual indirecta con ella de distintas maneras. De hecho la violencia social indirecta: (miradas insistentes, insinuaciones, acercamientos que no respetan nuestro espacio personal) es la norma en estos tiempos, pues aquello de tocar culos sin permiso ya es considerado demasiado bestial. Pero la actitud de esa supuesta amiga, lejos de reconocer el abuso, un abuso que se suma al de poder como reconoció Jenni Hermoso, fue de gritar a los cuatro vientos por un lado que la situación no era consentida por su parte, pero paradójicamente, tratarme a mí de pirada y de defenderlo a él, con comentarios del tipo: "Te volverías loca Rosanna si te molesta cada cosa que hacen los hombres." No, no me volvería loca, porque la prueba es esta, entre una de muchas que brotan cada hora, y que demuestra que la gran mayoría no aceptamos la violencia sexual. Aun así, si volverme pallá incluye este tipo de lucha, entre muchas otras, no me cansaré de gritarlo:

¿LOCA YO? POR SUPUESTO, Y A MUCHA HONRA!

 

viernes, 25 de agosto de 2023

Éste es su segundo bebé

 

"Éste es su segundo bebé, tuvo un hijo, una vez. Me enteré en el Centro porque solía llamarlo a gritos por la noche, como las demás pero más ruidosamente. De modo que debería ser capaz de recordar esto, de recordar cómo es y qué ocurrirá. Pero ¿quién puede recordar el dolor una vez que éste ha desaparecido? Todo lo que queda de él es una sombra, ni siquiera en la mente o en la carne. El dolor deja una marca demasiado profunda para que se vea, una marca fuera del alcance de la vista y de la mente."                        Margaret Atwood         El cuento de la criada

¿Anónimo? En una calle de Bilbao

lunes, 21 de agosto de 2023

El único recuerdo amargo de Gijón

Cimavilla

 

Claro que sigo pensando que viajar, realmente, es vivir como mínimo medio año o casi en una ciudad, pueblo o aldea. Pero desde esta perspectiva, sería prácticamente imposible conocer mucho mundo. Entonces, nos acercamos al problema, en el que solemos caer: Nos trasladamos a un lugar por menos tiempo con tal de pisarlo. Con muchísima suerte, unos cuantos meses, con una suerte moderada, un mes. Para luego ya con tal de movernos, irnos por unas semanas o unos días que terminan ocasionando más estrés que otra cosa.

Porque no siempre, para nuestra desgracia, contamos con proyectos y estadías pagadas cuando viajamos por trabajo. O no siempre nuestras amistades y familiares nos abren las puertas de su casa. Ojalá así fuera, pero no. Y cualquiera de nosotras termina durmiendo donde si pudiera, no dormiría: El hotel o habitación pagada, el Airbnb, el piso turístico... Intento evitarlos, pero cedo.  Aunque tengo que reconocer con cierta vergüenza que hay una impersonalidad aséptica en la habitación de hotel que cada tanto necesito. Una limpieza esmerada y en teoría una especie de paz rara que mi cuerpo y mi cabeza me imploran. También la divina soledad monjil. Cuando la habitación es individual, obvio. Creo que tiene algo que ver con lo que me parece (invento, porque no tengo diagnóstico de esto) podría ser obsesión maníaco-compulsiva. De todos modos, esta costumbre no es algo que me enorgullezca, porque no me gusta lo que representa. Por eso, hace poco, y gracias a mi querida amiga Sílvia Font me hice couchsurfer. Es una plataforma interesante, la recomiendo.

Se trata de una buena alternativa a todo lo anterior.  En mi caso, no obtuve estadía porque mi hipotético anfitrión no tenía sitio durante los días señalados. Pero hizo de guía de la mañana a la noche, con viaje incluido para mí y dos viajeros de Irán. Todo de forma gratuita.  Y a lugares que de otra manera, hubiera sido imposible ir por lo inaccesible. Paisajes que de tan fascinantes, entran en la categoría del sueño o pesadilla de la buena.

La satisfacción de no tener que pagar para todo es inmensa. Estoy deseando que él venga a la Coru para cocinarle (es lo que le ofrecí en el trueque y aceptó de buena gana). Aunque, ¿cocinarle de la mañana a la noche? Bastante agotador. Quizá podría organizarlo así:

-Una mañana de compra conjunta en el mercado de la Plaza de Lugo.

-Cocina en casa a mi cargo, aunque él podría colaborar como pinche.

-Degustación de la comida y café.

-Invitación a cenar a un Furancho. 

Todo a cuenta de la casa, que el trueque, es el trueque.

miércoles, 16 de agosto de 2023

¿Quién se atreve a negar la prostitución de quien publica?

Joey Guidone

 









Los cincuenta en mí, (no sé en vosotras, vosotres y vosotros), siento que han tocado una fibra

que permanecía muy escondida en alguna zona tabú de mi cuerpo. Será el efecto traumático o siendo más sutiles, "psicológico" del medio siglo, I dunno. Como que cada vez más, siento que gano libertad para decir y escribir lo que me sale de... Por suerte, en tiempos de enjambres digitales, siempre se podrá escribir. No Ray Loriga, lo vuelvo a decir, no tenías razón: Lo peor que le puede pasar a un escritor NO ES no ser escritor, porque  están y estarán SIEMPRE las divinas plataformas y los blogs. Pero te disculpo, porque eso que largaste casi sin pensar fue antes de esta adictiva locura de pantallas. ¿Ni idea tenías de la que se nos venía encima verdad?

Nadie la tenía en aquello años Ray, nadie.

A lo que vamos, que ya que me peleo y pongo a caldo día sí día sí con/a editoriales, aunque luego, a veces, solo a veces, me retuerza del arrepentimiento, por suerte están mis adoradas siete gigantas para bancarme la cabeza.  Y quiero decir, porque lo tengo que decir, que el otro día visualicé una entrevista a un escritor que me parece interesante pero cuyo nombre no voy a revelar (porque ya estoy metida en bastantes líos del estilo para cargarme con más), que dijo una Editorial de peso, (cuyo nombre tampoco escribiré, of course), le obligó a quitar toda la obra de su blog a condición de publicarla. Y él por supuesto, aceptó. Lo que más me llamó la atención no es el hecho en sí, sino que este autor de sobras lúcido, ni se lo cuestionara como algo como mínimo, sanguijuela y miserablemente poco solidario y eurista (ya no se dice pesetero, qué lástima, sonaba mejor). Llamadme lunática o lo que resulta mucho más suave: "utópica", pero a mí, si me hacen mandar a la dimensión desconocida, siendo in extremis poética con la descripción que el doloroso delete implica, mis textos más amados de su cuna original que es mi blog, más allá del tiempo y el espacio, de acceso LIBRE para cualquiera, en un mundo donde todo se monetiza, creo que entraría en coma del disgusto.

Y ojito, que no estoy diciendo que no lo haría, aunque por suerte y por ahora no haya tenido que hacerlo, que ya son 50 y es tiempo de cobrar bien por lo que aunque parezca extravagante, sí, señoros, es un trabajo como cualquier otro. Pese a que ese algo implique prostituirse. Que sí, que a eso te obligan la mayoría de las Editoriales, a prostituirte de las maneras más sofisticadas. ¿Cómo negarlo todavía a estas alturas? Podría dar unos cuantos ejemplos vividos en primera persona, pero lo dejo para otra entrada todavía más jugosa. Y aceptamos. Vaya si aceptamos. Pero luego no creamos que son solamente putas quienes lo hacen con el cuerpo. Que con el cerebro y el alma es mucho, pero que muchísimo peor...